El primer secretario del PSC, José Montilla, ha expresado su indignación con la actual política de la Generalitat con una carta a sus militantes. “El Govern de la CiU está obsesionado en destruir la labor de los anteriores gobiernos de izquierda” y añade que para que “la demolición sea efectiva, ha de ser personal, política y legislativa” .
Si el inicio de la carta es contundente, los párrafos siguientes no son menos amables al señalar que “el Govern en vez de defender las leyes, las olvida, o bien, intenta destruirlas sin justificación en el marco de una contrarreforma social como la que supone la llamada ley ómnibus”, que en su opinión no es más que una ofensiva neoliberal y destructora de la arquitectura social de Catalunya en la que la crisis es la coartada “para desmantelar servicios y programas sociales”. Asimismo denuncia que esta ley seguirá el trámite de urgencia parlamentaria “para avanzar con la mínima oposición y resistencia”, asegurando que CiU “necesita un parlamento esposado y desborado”. Considera Montilla que el govern “tiene prisa porque teme que se pueda ver que detrás de las declaraciones de simplificación administrativa y de lucha contra la crisis se esconde una auténtica involución política”.
El aun responsable de los socialistas catalanes advierte que CiU ha puesto en marcha su poderosa maquinaria publicitaria y mediática para transmitir a la sociedad que “la culpa de nuestros males siempre es Madrid (y de la complicidad traidora de los socialistas catalanes) y que el Govern nunca tiene la culpa de nada, y nadie más que CiU puede y sabe defender Catalunya”. Reconoce que “la prepotencia y falacia de sus afirmaciones no evita que cuajen en buena parte de la opinión pública y publicada” y asegura que la música que toca el Govern es muy diferente que la letra con la que legisla: “la de las contrareformas más duras que nunca se han hecho contra el estado del bienestar”.
Tras esta advertencia Montilla acepta la debilidad que en estos momentos sufre su partido. Comenta la propuesta de ponencia marco que aprobó la ejecutiva de su partido el pasado lunes en la que se reconoce que “es un momento decisivo en la historia del PSC. No se trata sólo de relevar una dirección si no de decidir la orientación que el PSC ha de seguir en los próximos años para recuperar la centralidad de la política catalana”. Es evidente que el PSC está en estos momentos con unos líderes amortizados y un discurso viejo. Necesitan urgentemente reinventarse, pero mientras tanto reina la confusión y las peleas internas. Así se ha plasmado en las elecciones y así lo considera un Govern que ante la debilidad de sus rivales se ve con las manos libres para hacer su política sin cortapisas.
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