Se atribuye al poeta Carlos Álvarez la famosa frase: “Para estar peor de lo que estamos ahora, habrá que remontarse a los tiempos venideros”. Álvarez ocupaba el cuarto puesto en la lista de vates del PCE cuando vivían Rafael Alberti, Blas de Otero y Gabriel Celaya, y sus palabras, referidas al partido, fueron premonitorias. Si las extendemos al conjunto del país, podemos decir que son acertadas para explicar lo que va a pasar. Los grandes partidos, PSOE y PP, se preocuparon de escamotear la situación económica real de las Comunidades Autónomas durante la campaña electoral. Después de los comicios del 22 de mayo, en los que arrasó el PP, la vicepresidenta Elena Salgado salió a explicar que las autonomías habían pasado el tope de déficit del 1,3% del PIB en el primer cuatrimestre del año.

La decisión de los nuevos gobernantes del PP de revisar las cuentas de sus antecesores será el primer paso para aplicar los ajustes que, con triunfo conservador o sin él, es necesario acometer para cumplir los objetivos de déficit comprometidos con Bruselas. Pero la exhibición de lo mal que estamos y, en concreto, la afirmación de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, de que Castilla-La Mancha, la comunidad que se dispone a presidir, está en una “situación de quiebra”, ha horrorizado a los socialistas y centró el martes los comentarios en el Congreso.

Gaspar Llamazares (IU-ICV) y Joan Ridao (ERC) dijeron que esa mujer estaba acusando sin pruebas e interpretaron sus denuncias y las de sus acólitos como parte de la estrategia conservadora de realizar fuertes recortes de los servicios públicos y echar la culpa a los socialistas. Durán i Lleida (CiU) avisó de que más pronto que tarde habrá que hablar del “copago”. Y el socialista José Antonio Alonso consideró “falaces y muy dañinas” las “graves afirmaciones” de De Dospedal porque “trasladan un claro mensaje de desconfianza sobre la solvencia de España”.

Con independencia de que haya políticos gamberros y “gamberrismo político”, que diría Rodríguez Zapatero, es lo cierto que las deudas, como la tos, no se pueden ocultar, y en el caso de Castilla-La Mancha, los débitos reconocidos de más de 400 millones de euros en el primer cuatrimestre del año, rebasan de largo el 1,3% del PIB. Si a ello se añade la negativa del catalán Artur Mas a cumplir el objetivo de déficit y la fuga hacia delante de Madrid, Murcia, la Comunidad Valenciana y Andalucía, el panorama no puede ser más decepcionante.

Mariano Rajoy ha solicitado ahora la Conferencia de Presidentes a la que su partido se opuso hace un año y una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, para ver cómo remiendan los agujeros. Desde Baleares, Cataluña y Madrid insisten en que el Ejecutivo central les transfiera por adelantado el dinero del “fondo de competitividad”, que no ha sido recaudado todavía y cuya liquidación está prevista en 2013, según el nuevo sistema de financiación autonómica. El PSOE repite que el Ejecutivo está cumpliendo el ajuste y ahora le toca al PP demostrar la bondad de su política. Y así vamos. Mientras, el movimiento del 15M ha conseguido que el Congreso cree una subcomisión para estudiar el asunto de las hipotecas. Algo es algo.