Las reformas urgentes del trabajo autónomo de la nueva ley, ni son reformas ni son urgentes

17/10/2017

Borja Pascual Iribarren, presidente de aNerea. Los autónomos precisan crear riqueza y empleo.

La nueva de Ley de reformas urgentes del trabajo autónomo, aprobada por las Cortes el pasado 11 de octubre, no se puede considerar como una ley de reformas, sino como una colección de medidas para mejorar de forma tibia las condiciones que los autónomos españoles sufren en su día a día. Tampoco son «urgentes», pues se ha tardado más de un año en aprobar y algunas medidas no se aplicaran hasta enero de 2018. Y me pregunto, si los políticos no son capaces de aprobar medidas urgentes en un horizonte inferior a un año, ¿cómo pretenden que un autónomo se pueda ganar la vida y pagar cotizaciones e impuestos desde el minuto uno de su actividad?

Imagen obtenida de la sweb de la asociación aNerea.

No se han abordado los problemas principales de los autónomos, ni se han planteado soluciones de calado para una forma jurídica, la del empresario individual (también llamado persona física), que se ha ido desvirtuando con el tiempo y se ha convertido en un cajón de sastre donde van todos aquellos agentes económicos que no sabemos dónde encajar. Así, son autónomos los empresarios individuales, los auto-empleados, los roamers, los empleados forzosos, incluso los falsos autónomos. Son autónomos los trabajadores económicamente dependientes, los TRADE, los familiares de los propios autónomos y los colaboradores. Y lo son los administradores de sociedades, los autónomos societarios, sin olvidar a los socios de cooperativas de trabajo asociado que cotizan en este régimen, ni a los socios trabajadores de sociedades laborales, etc.

Un cajón de sastre ¿o de desastre?
Y así, el principal problema de los autónomos, el haberse convertido en un cajón de sastre, hace que la forma jurídica no termine de servir para ninguno de los anteriores supuestos. Pero, además, los parches que se van buscando para intentar tapar todos los agujeros se demuestran inútiles para dar una solución global.

El Congreso de los Diputados ha dejado las decisiones y reformas de calado para una subcomisión de estudio sobre la figura de los autónomos y sobre las necesidades de esta forma jurídica tan heterodoxa. Otro de los grandes problemas de los autónomos es la inseguridad jurídica, como se reconoce en el preámbulo II de esta ley. Leyes como ésta permiten una amplia interpretación y dejan a la Administración libertad absoluta para una interpretación y su contraria, en algunos casos llegando esta libertad de interpretación hasta el mismo funcionario de inspección.

La propia ley que define quién debe ser autónomo está abierta a conceptos tan subjetivos como «habitual», «personal», «directa» que hacen que el ciudadano se pregunte que es «habitual», ¿dos veces al día?, ¿dos veces al mes?, ¿dos veces al año?, ¿dos veces en 10 años?, o gasto deducible como gasto sujeto a la actividad, ¿quién determina si necesito un teléfono móvil o un portátil para mi actividad, o qué porcentaje de uso es personal y cuál profesional? Son criterios que normalmente están en manos del inspector que revisa la contabilidad cuando se produce una inspección.

Pues bien, esta ley plantea el mismo juego con el 30% tan anunciado para la desgravación en los suministros como agua, gas, electricidad, telefonía e Internet, cuando la vivienda del autónomo sea su lugar de trabajo. La redacción de la ley crea confusión, puede parecer que es el 30% de las facturas de suministro, ¿o es sólo el 30% del porcentaje afecto a la actividad? Es decir, si utilizo una habitación de la casa para mi actividad económica que supone un 20%, tendríamos el 30% del 20% afecto. En definitiva, hablaríamos de un 6% de las facturas de suministro, y nos están vendiendo un 30%.

La equiparación en prestaciones de los autónomos con los trabajadores por cuenta ajena es otra de las asignaturas pendientes, y ahora, en esta Ley de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo, se han dado algunos pasos, que si los miramos con detenimiento, parece increíble que hasta ahora no se hubieran equiparado derechos y prestaciones, cuando el autónomo, además de contribuir con sus propios impuestos y cotizaciones, en muchos casos crea, además, puestos de trabajo por los que que a su vez paga impuestos y cotizaciones.

Accidente ‘in intinere’
Hablamos de cosas tan de cajón como la equiparación a efectos de las contingencias derivadas de accidentes de trabajo in itinere. Vamos, que se considere accidente de trabajo si se produce cuando el autónomo se desplaza a su lugar de trabajo, como sucede con los trabajadores por cuenta ajena. O la bonificación de las cuotas de autónomo durante la baja por maternidad; hasta ahora, y aunque parezca increíble, una mujer que cotizaba en el RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) y estaba de baja por maternidad, no sólo no podía facturar y obtener ingresos derivados de su actividad, si no que tenía que seguir pagando las cuotas de autónomo.

Y una de las situaciones más sangrantes que se producían hasta la fecha era la obligación de cotización por parte de los autónomos de días que no habían estado dados de alta. Hasta la nueva ley, un autónomo que empezaba su actividad a finales de mes debía cotizar por el mes entero, aunque sólo hubiera estado dado de alta un día en el mes, misma situación en el momento de la baja.

Y por último, esta ley rebaja el abuso que se produce con los autónomos que no pagan, o no pueden pagar la cuota a la Seguridad Social en plazo, reduciendo de un estratosférico 20% de recargo —algo muy lógico cuando se tiene problemas de liquidez— a un 10% durante el primer mes. Después, claro, volvemos al 20%. Debo recordar que hace unos años se empezaba en un 5%, que subía a un 10% y después a un 20%. Así que avance, lo que se dice avance, no ha sido.

Esta ley viene a acortar la desigualdad en prestaciones para los autónomos, a reconocer algún derecho que no tenían y a prolongar medidas de reducción o bonificación de cuotas para los autónomos que comienzan una actividad. Medidas todas ellas que contribuyen a mejorar levemente las condiciones de los autónomos en España, pero que de ninguna manera afrontan los problemas reales de este colectivo, que no olvidemos ha sido, y está siendo, el motor principal de nuestra economía para salir de la crisis. Desde aNerea, la asociación nacional de empresas, roamers, emprendedores y autónomos, seguiremos trabajando para conseguir unas condiciones propicias que garanticen a estos colectivos poder seguir creando riqueza y puestos de trabajo.

Borja Pascual Iribarren, presidente de la asociación aNerea.

Borja Pascual Iribarren (en Twitter, @b_pascual ) es presidente de aNerea, (@aNerea_es ) la Asociación la Nacional de Nuevas Empresas, Roamers, Emprendedores y Autónomos, que ofrece a sus socios asesoramiento y formación, y los ayuda en la captación de clientes, financiación y ahorro de costes.

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