Las diferentes generaciones frente al trabajo

24/10/2017

diarioabierto.es. Según el estudio Diagnóstico de la diversidad generacional, del Observatorio GT.

La presentación del estudio Diagnóstico de la diversidad generacional, elaborado por el Observatorio Generación y Talento (Observatorio GT) y su socio académico, la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE, ha tenido lugar en Barcelona el 24 de octubre, durante Generation Wars, “el evento del año sobre Talento Generacional”, como apuntan sus organizadores. Presentado por Olga Viza, y tras la bienvenida de Conchita Álvarez, directora corporativa de RRHH de Banco Sabadell, se han celebrado mesas con líderes generacionales y de recursos humanos. Todos han coincidido en que la gestión del talento intergeneracional, desde la diversidad, es una prioridad para el futuro de las empresas, materia en la que éstas se encuentran todavía a medio camino. Para que se vayan orientando, este estudio desvela cuáles son las distintas características de las generaciones frente al trabajo:

Baby boomers: La lealtad y el compromiso son la carta de presentación de esta generación que ahora tienen entre 46 y 60 años.  Una generación orgullosa de su trayectoria profesional y comprometida con la organización, a pesar de que el futuro les maltrate. Saben que aportan la experiencia necesaria para analizar y tomar decisiones; por eso les estimulan los retos asociados a oportunidades de crecimiento. La incertidumbre ante el futuro les genera gran ansiedad y viven con decepción e incluso tristeza el deterioro de la relación con la empresa tras años de fiel servicio. Retos, respeto y reconocimiento son sus demandas capitales. Se ven superados por la complejidad del mundo actual, a la que prefieren asistir como observadores, y depositan en los jóvenes la responsabilidad de encarar el futuro. Ellos, con sus nuevos valores y prioridades, son los máximos exponentes de la realidad que nos rodea y por ello les miran con mezcla de curiosidad, perplejidad o incluso como amenaza.

Esta generación se encuentra satisfecha con su trayectoria profesional y está comprometida con su organización, pero reclama mayor información por parte de ésta como único medio para mantener un clima laboral que contribuya al buen funcionamiento del negocio.

Generación X. Entre la tradición y el futuro. Así se reconocen los de la Generación X (entre 35 y 45 años), plenamente conscientes del significado de su generación, surgida de un mundo tradicional y que ahora participa de lleno en otro en constante transformación. El futuro es su gran preocupación, fruto de una percepción del entorno muy exigente, cuando no amenazante. Los trabajadores de la GeneracIón X oscilan entre el pesimismo del “a dónde hemos llegado” y el optimismo del “y por qué no vamos a poder cambiarlo”. Se sienten legitimados para buscar un mundo mejor en el que primen valores como la generosidad, la solidaridad y el altruismo, y proponen la “inteligencia emocional” y “el sentido común” para encarar los proyectos y las relaciones yendo más allá de la eficiencia mercantil.

Son la primera generación mejor formada, pero su esfuerzo no se correlaciona con la recompensa esperada. Se han volcado en sus responsabilidades y se han olvidado de su «yo» como personas.

Generación Y. El término “crisis” define el significado histórico de esta generación (entre 24 y 34 años), a la que le ha tocado vivir los peores tiempos para el empleo y la etapa con los cambios tecnológicos más disruptivos. Oscilan entre el discurso tecno-escéptico, en el que subyace el miedo a perder el control, a confundir lo virtual con lo real y a caer en individualismo y la soledad, y el discurso tecno-optimista, con el que se alían a la transformación como agentes activos de ésta. La adaptabilidad, no sólo tecnológica sino también al entorno globalizado, es la gran competencia que les singulariza. Pero también es una generación entrenada para responder a lo inmediato y, por ende, impaciente y poco tolerante con el tempo habitual de los procesos. Por eso aceptan la experiencia internacional como una oportunidad habitual para su desarrollo profesional, a la vez que demuestran escaso compromiso con el largo plazo. Rechazan adquirir responsabilidades que consoliden su relación laboral y buscan proyectos que les apasionen en organizaciones con un buen clima de trabajo donde puedan aprender, desarrollarse, ser reconocidos, y donde se respete su autonomía. Quieren ser los protagonistas del cambio, pero se consideran poco empoderados para ello.

Generación Z. Los jóvenes que conforman esta generación (menos de 23 años) viven en un mundo muy competitivo con altos niveles de exigencia e incertidumbre. Su entorno se define en términos de volatilidad e inmediatez; necesitan estar permanentemente conectados, todo es efímero. Algunos incluso saben que están trabajando en negocios que dentro de cinco o diez años habrán desaparecido o evolucionado hacia otra cosa. Pero no tienen miedo, asumen el reto preparándose para él sobre la marcha. La decepción con la formación universitaria les lleva a la autoformación, y para ello se apoyan en su dominio de la tecnología y las redes. Encontrar trabajo es para ellos su rito de iniciación para ser ciudadanos de pleno derecho.

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