Cataluña: del ajedrez al dominó

02/11/2017

Maite Vázquez del Río.

Se veía venir. La osadía del pasado viernes del Govern y los partidos independentistas de declarar unilateralmente la república independiente de Cataluña rompió cualquier posibilidad de diálogo. Mal que nos pese era necesario la aplicación del artículo 155 de la Constitución. A nadie le gusta la intervención del Estado.

A partir del sábado, 28 de octubre, con la fuga incluida del ya expresident y varios de sus consellers a Bruselas, hemos asistido al ridículo internacional de Puigdemont y su victimismo repleto de mentiras y exageraciones sobre la opresión del Estado y hasta si ea necesario resucitar a Franco (toquemos madera). Las mentiras con las que se ha cargado de razón desde hace años. ¿Qué políticos y activistas podrían haber montado la que han montado si no hubieran tenido libertad y hubieran estado oprimidos por el Estado que repudian?

Desde el penoso y triste 6 y 7 de septiembre Govern e independentistas han estado jugando su partida de ajedrez. Dejaron de respetar la Constitución y Estatut y crearon sus propias leyes, su propio referéndum y su propio camino, al margen de más de la mitad de los catalanes y de los españoles. Reconocieron unos resultados que tufaban a pucherazo pero les falló el resto. Esa fue su estrategia que fueron pergeñando desde que Rajoy y su partido cometió el dislate de acudir al Constitucional y tumbar el Estatut que había sido aprobado por todos.

Su paso siguiente fue buscar el apoyo internacional. Ningún país fuera de España les reconocía y dentro de Cataluña se demostró que no estaban preparados para el siguiente paso, mientras deshojaban la margarita de si declarar finalmente la indepencia, que ya había sido suspendida, en ese nuevo movimiento de ajedrez. Primer intento de jaque al rey.

Puigdemont cometió el más grande de sus errores (todos se han ido encadenando) cuando el jueves 26 de octubre no convocó elecciones. A partir del 27 de octubre, con su jaque al rey definitivo, comenzaron a moverse las piezas del dominó con la declaración con voto oculto y cobarde. Así evitaron estar señalados para evitar males mayores.

Pese a los paseos por Girona y el ambiente de normalidad que intentaban mostrar Puigdemont, sus consellers y los independentistas, el 155 se puso en marcha cinco horas después. Y ellos lo sabían, que se iba a aplicar sin que a nadie le temblara la mano. Ni les dejó tiempo a retirar el tablero del ajedrez, mientras algunos huían vía Marsella a Bruselas. Su escapatoria estaba tan planeada como todo lo demás, pero se les olvidó que dejaban solos a todos aquellos que les habían apoyado en las calles. ¡Que sean ellos los que den la cara!

La marcha de Puigdemont a Bruselas, el circo mediático y su infame rueda de prensa se producía al mismo tiempo que la Justicia española movía sus fichas de dominó. El Fiscal General del Estado y la juez de la Audiencia Nacional y el del Tribunal Supremo lo dejaron claro desde un primer momento. Durante más de un mes estuvieron amagando, pero quien juega con fuego termina quemándose. Tuvieron tiempo de rectificar, de sentarse a negociar sin condiciones previas, pero su jaque al rey les cegó.

El expresident flaco favor les ha hecho a sus consellers con estar en busca y captura. Los jueces han pensado que podrían hacer lo mismo que el expresident y les ha mandado a prisión incondicional. Las piezas del dominó han empezado a caer una tras otra.

¿Es antidemocrática, dictadora, implacable la Justicia? No era un juego pese a tanta estrategia, pese a utilizar a la gente en las calles presionando a Fuerzas de Seguridad, Medios de Comunicación y cualquiera que no comulgara con sus ideas. No, no era un juego. Se incumplió la Constitución, se incumplió el Estatut, se incumplieron leyes y no se escuchó ni a los letrados del Parlament. Estaban avisados y siguieron adelante y ahora están en la cárcel, donde les ha mandado la Justicia, con la que se intenta volver al orden pese a  quien pese y duela a quien duela. Así hasta el 21-D, aunque ya se esté hablando de amnistía. De no haberlo hecho cualquier ciudadano catalán y español podríamos saltarnos la ley… y decir que es por nuestras ideas; cualquier otra comunidad -desde el País Vasco, pasando por Baleares, Valencia, Galicia, Navarra, Aragón…- podrían seguir los mismos pasos. La justicia es de todos, pero también es para todos.

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