Kenzo celebró la llegada del verano con una gran fiesta en el ático de la Estación de Chamartín madrileña. Las amapolas volvieron a ser el icono de la fiesta pero, si el año pasado estaban clavadas en el suelo bajo el Canal de Isabel II en la plaza de Castilla en Madrid, esta vez se pintaban por las paredes con graffitis, en alusión al lanzamiento de la nueva fragancia de la firma: Flower Tag.

En la invitación se requería como dress code; “Viste como quieras pero con un toque rojo”. Asi que los famosos para el imprescindible fotocol, cumplieron el requisito; Pastora Vega con su novio Juan Ribó, Ana Turpin, Esmeralda Moya o Almudena Cid.

Cada año, y ya van diez, Kenzo celebra con alegría la llegada del verano. El japonés hace tiempo que no va a sus propias fiestas, más o menos desde el día en que vendiera su firma al grupo del lujo LVMH. No está él pero sí sus amapolas. Sus fiestas de verano resultan tan imprescindibles como el turrón en navidad o la primavera para El Corte Inglés. “Rosh” y “Dems”, dos graffiteros de renombre, crearon en directo auténticas obras de arte callejero. Mientras tanto, los invitados con una mano pintaban en las paredes sus nombres y con la otra, tomaban los micro-canapeses de Norema Salinas.

El mundo es hermoso para Kenzo. Su lema resume la esencia de la marca; feliz, sonriente, sensorial, naturaleza, diseño y estética oriental matizada por el Paris más cosmopolita. Con esta mezcla de valores Kenzo se apoderó un día del verano y lo hizo suyo. Allí, en ló más alto de las vías que salen hacia los cuatro puntos cardinales de la península, los invitados pudieron bailar, gritar y hasta reir porque no alteraban el orden público.