Grillos y grilletes

15/11/2017

Luis Díez.

En la espectacular competición entre Gabriel Rufián (ERC) y Pablo Iglesias (Podemos) para criticar al Gobierno en el pleno del Congreso de este miércoles, 15 de noviembre, Alberto y Eugenio en el santoral católico, ganó Rufián. Golpeó con mayor espectacularidad, con materia acerada en la mano: unos grilletes. «Señor ministro, míreme», pidió al titular de Interior, Juan Ignacio Zoido, mostrando unas esposas desde su escaño, en lo alto de la Cámara. «Esto es su política, su programa electoral, su forma de gobernar», dijo antes de denunciar el paseo por Madrid en un furgón policial, «con insultos y los grilletes puestos» al que fueron sometidos el exvicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras y los seis exconsejeros del gobierno autonómico catalán encarcelados en Estremera hace dos semanas.

Zoido, un tipo cúbico, evitó torcer el pescuezo para mirar a su señoría, pero lamentó que algún detenido haya sufrido «alguna lesión o erosión» en la aplicación del protocolo policial para el traslado de los detenidos. Luego preguntó a Rufián si la fotocopiadora que exhibió desde su escaño en la sesión anterior no valía para copiar su afirmación en Twitter de que sólo estaría 18 meses de diputado, en referencia a la independencia de Cataluña. El diputado, un tipo joven, con chupa negra, gesto airado y cara puntiaguda, pronosticó: «Ustedes nos han molido a palos, nosotros les moleremos a votos». Y con un mensaje a los colegas del PP que lo abucheaban («A ustedes les gustaría verme con ellas puestas, pero espero ver a Rajoy con una de estas»), cerró la cremallera de la chupa, bajó la escalera, saludó con los dedos en la frente en plan militar al jefe del Gobierno y abandonó el hemiciclo, cerrando así el espectáculo.

A su lado palideció la actuación del líder de Podemos sobre los sobres que cobraba Rajoy y la financiación tangencial e ilegal del PP, ahora a cuenta de las declaraciones en el Congreso del jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía que investigó la trama Gurtel. Iglesias no impresionó a «M. Rajoy» ni siquiera cuando le acusó de «mentir en sede judicial» ni de encabezar una estructura de «delincuentes». El presidente invocó «los pagos en negro» de La Tuerca de Iglesias y Monedero, referidos por «el señor Lobo» en el Senado, le tachó de obseso, le recordó la «moción de censura» en la que se quedó solo y le restregó: «Esa forma de hacer oposición no le funciona y en Cataluña la va a pagar».

En la misma materia oscura de la corrupción incidió la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, en su pregunta a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. «La memoria colectiva no se borra tan fácil como la de un ordenador», afirmó la adjunta a Pedro Sánchez en referencia a la destrucción del ordenador del extesorero del PP, Luis Bárcenas. Santamaría le replicó que el PSOE ha renegociado la deuda y se ha beneficiado de quitas bancarias. Y añadió que «dentro de un mes veremos a dos presidentes (Chaves y Griñán) sentados en el banquillo por el fraude de los EREs, el mayor de la historia de España».

Con la mirada puesta en las elecciones catalana del 21 de diciembre se comprenderá que el pleno se utilizara como caja de resonancia propagandística y las cuestiones serias como la persecución del fraude fiscal y el refugio de capitales en los llamados «paraísos» quedaran en segundo plano. Albert Ribera le preguntó a Rajoy qué medidas iba a adoptar ante el riesgo de que los jakers maleen el proceso electoral catalán e interfieran la contabilidad de los votos en Cataluña, y el jefe del Gobierno aseguró que «se tomarán las medidas oportunas». Rivera insistió: «¿Qué medidas?» Y Rajoy replicó: «Las decisiones no se cuentan antes, sino después».

A propósito de decisiones: después de saber que el partido de Rivera no traga el cupo vasco, el pleno sirvió para que Ciudadanos desvelara por boca de su diputado Miguel Gutiérrez que tampoco apoyará el Presupuesto del Estado para 2018 si no se equiparan las retribuciones de la Policía y la Guardia Civil con las de los Mossos d’Esquadra y la Ertzaintza. a lo que el ministro Zoido replicó que esa reivindicación viene desde los tiempos del famoso Corcuera y empezarán a considerarla ahora. El sábado se espera una gran manifestación en Madrid de los agentes y sus familias contra la desigualdad y el maltrato salarial. Por el momento y hasta que no se celebren los comicios catalanes, de las cuentas del reino no se habla; se conocen los ajustes remitidos a Bruselas para seguir achicando el déficit, pero tampoco conviene airear el crecimiento de la inflación duplicando el aumento de los salarios y cuadruplicando el de las pensiones. No sería buena propaganda.

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