Distracciones para Montoro

29/11/2017

Luis Díez.

Con el jefe del Gobierno de viaje a Costa de Marfil para asistir a la quinta cumbre entre la Unión Europea y la Unión Africana, le ha tocado al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, hacer el examen de primero de pacto. Y el hombre ha dicho que no le preocupan mucho las asignaturas pendientes porque el pacto PP-C’s es para cuatro años y bueno, el primero no ha ido mal si consideramos que tenemos gobierno (de eso se trataba), Presupuestos del Estado en 2017 y dos leyes nuevas: la de Contratos del Estado y la de Autónomos.

Le reprendió la profesora Maritxell Batet, que es socialista catalana, porque en vez de hacer los deberes como buenos hermanos, los del PP y el C’s se han dedicado a enredar y armar girigay. «Ustedes mucho frufrú y poco miriñaque», dijo la profe. «Llevan cuatro años de retraso del nuevo plan de financiación autonómica, compiten en medidas centralizadoras en el pacto educativo, descapitalizan la sanidad pública y los servicios sociales… Y en investigación y desarrollo (I+D) le doy un dato: 300 millones menos que el último gobierno socialista». Quedó Montoro diciendo que ellos trabajan por España, por la recuperación económica y el empleo y, además, están contra los independentistas. Esto último lo dijo porque la Batet le espetó que con ser «anti» se conforman y que no tienen proyecto de Estado ni de futuro.

La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, en funciones de presidenta, podía haber liberado a Montoro del examen oral y encomendado la respuesta al titular de Justicia, Catalá Polo, quien, en contestación a la también socialista Adriana Lastra, se mostró muy satisfecho del cumplimiento de siete de las trece medidas contra la corrupción pactadas con C’s. Pero Santamaría prefirió comprobar si el titular de Hacienda sangraba por la herida de la puñalada de Albert Rivera con su rechazo del cupo vasco. Dicho sea de paso, Montoro es un tipo correoso que ha sobrevivido a mucha mala leche y ya no sangra siquiera. Lo incomprensible es que lo examinen hasta de si nombran o no un presidente de RTVE que sea menos adicto al PP que el  impagable Jas, ungido por la dimisionaria Aguirre y mantenido por el excarcelado Nacho para rematar el hundimiento del canal Telemadrid. Del de Isabel II ya se ocupaban Nacho y su hermano directamente.

¿Por qué causa o razón somete Santamaría a Montoro a tantos ejercicios de pirotecnia parlamentaria? Con la cantidad de tareas pendientes que tiene este hombre, sería más lógico que le dejasen trabajar y, puesto que en el pleno del último miércoles de noviembre se trataba de evaluar la conjunción PP-C’s, que fuera María Dolores de Cospedal la encargada del examen, pues por algo sigue siendo secretaria general del PP. Cierto es que a la ministra de Defensa le debe resultar complicada la lectura del radar con esas cargas de profundidad del expresidente Aznar contra el buque de Rajoy y esas «expresiones de amor», en palabras del socialista Marc Lamua, hacia el presidente del partido naranja, el liberal Albert Rivera.

Pero ya ven. A Montoro le meten en la zapatiesta política (fue el primero en intervenir la autonomía catalana antes de que se le aplicase el 155) y no le permiten centrarse en lo que sería menester y el propio Congreso le reclamó el martes (y aprobará el jueves, 30 de noviembre): los criterios para que los ayuntamientos puedan elaborar sus presupuestos. Según la socialista Susana Sumelzo, los gobiernos locales todavía no conocen ni la participación en los ingresos del Estado, ni la participación en los ingresos de las Comunidades Autónomas, ni los criterios sobre la tasa de reposición de las bajas en las plantillas, ni la subida salarial de los empleados públicos. En vez de sacarle a la palestra, deberían dejarle hacer los deberes.

Los ayuntamientos son los únicos que ciertamente han reducido el déficit. No sólo eso. Muchos tienen superávit, aunque ni siquiera puedan utilizar ese dinero de los impuestos para dar empleo y mejorar los servicios porque el Gobierno, o sea, Rajoy y Montoro, cuentan con esos 6.500 millones de superávit (el 0,65% del PIB) para reducir el déficit del Estado al 3% el año que viene. Otra cosa es que el Parlamento modifique la regla de gasto, algo que requeriría el concurso de C’s, cuya escasa representación municipal le libra de tal compromiso directo con los ciudadanos propiamente dichos. Alguien debería examinar de liberalismo a Rivera y sus acólitos de la creciente clase centralista y extractiva. De momento, Montoro se distrae. Y tras las elecciones catalanas ya lo han dicho: utilizarán la comisión impulsada por el PSOE sobre la reforma de la Constitución para examinar la financiación. Así que tranquilos. El futuro lo escriben ellos a su ritmo y como les venga en gana.

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