Hay mucho miedo

13/06/2011

Miguel Larrañaga. 13-06-2011

En el mercado reina el miedo. O la falta de dinero. Pero ambas premisas son compatibles. Si hay miedo, el dinero no aparece por ningún sitio y si hay confianza aparece hasta debajo de las piedras. Les cuento esto porque el perfil de la sesión europea ha sido el típico de la desconfianza. Un pasito para adelante y dos para atrás. Ahora subimos un poquito y ahora realizamos rápidamente las ganancias antes de que sea demasiado tarde. Estos condicionantes configuran un perfil de montaña rusa en el que los índices han coqueteado a ratos con las ganancias (incluso apreciables) y a ratos con las pérdidas.

Pero incluso en días como estos hay que hacer alogunas distinciones. El Dax y el Footsie van dos pasos por delante del resto y eso que el CAC quiso jugar hoy a ser grande y durante un rato se codeó con los mejores. ¿Y el Ibex?, me preguntarán. Y yo insistiré. Olvídense de nuestro selectivo. No vale ni lo que cuesta por culpa de un Gobierno errático, una oposición miope, unos sindicatos de chiste y una cúpula empresarial más interesada en hacer política que empresa.

Volvamos por tanto al principio. ¿A qué hay miedo? A todo y a nada. No hay nada nuevo bajo el sol, lo que ya es algo, pero también supone que lo de Grecia sigue sin arreglo, que la Comisión, el BCE y Alemania siguen jugando al ratón y al gato, al punto de que aunque Jean Claude Trichet nos salga con una de perogrullo el mercado se ríe de él.

Dice el jefe del BCE que la economía europea es tan homogénea como la estadounidense. Y lleva toda la razón. Nada tiene que ver Nebraska con California, como nada tiene que ver Grecia con Alemania atendiendo a términos estrictamente económicos. Desde un punto de vista legal, además, en Estados Unidos no se puede hablar de unidad de mercado. Incluso hay menos unidad que en la propia UE. Eso sí, lo que no hay en Estados Unidos son 25 visiones distintas de cada cosa que puede afectar a la economía. Hay dos, la del jefe del Tesoro, y la de su «pepito grillo», el jefe de la Reserva Federal.

Esa es la gran diferencia. La UE es un gallinero, a veces sin gallo y otras veces con demasiados. Los Estados Unidos tienen bien claro quién es el gallo. Esa es la «ligerísima» diferencia, señor Trichet. Y por mucho que usted venga a decir simplezas, el mercado no es tonto. Nadie está valorando la homogeneidad de la economía europea, sino la homogeneidad de la propia UE. ¿Se ha enterado ya o necesita que se lo repita? Me ofrezco a hacerlo las veces que haga falta y si necesita ejemplos prácticos se los pondré gustosamente.

En fin, que mientras Trichet se dedicaba a estos menesteres, el mercado iba a otra cosa. A falta de confianza, se impone la táctica del cortoplacismo a ultranza y quien gana un euro se apresura a cerrar la operación antes de que algún ministro alemán que no tenía nada mejor que hacer cargue contra algo y el mercado se venga abajo. Dirán ustedes que soy un exagerado, pero la semana pasada hemos tenido varias raciones de esta peculiar medicina teutona.

Al cierre, sin embargo, la mayor parte de los índices resistieron el tipo, pero por poquito. El Ibex, ni eso. El Dax avanzó un 0,22%, el FTSE un 0,13%, el CAC un 0,07% y nuestro Ibex bajó un 0,05%.

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