El pasado domingo Elisabeth Eidenbenz habría cumplido 98 años. Murió unos días antes pero ello no fue obstáculo para que un numeroso grupo de niños, sus padres y sus abuelos acudieran a la fronteriza ciudad deElna para homenajear a la persona que le deben la vida. “A veces no me salen las palabras, o quizás será la emoción” dijo el alcalde de la ciudad, Nicolás García, al recibir la expedición. Entre los asistentes varias niñas llevaban el nombre de Elna. Era un homenaje a la enfermera que en el año 39, después de haber trabajado durante la guerra civil  en Madrid y Valencia con “Socorro Suizo a los Niños”, se estableció en un pequeño pueblo fronterizo para estar cerca de los casi doscientos mil “perdedores” que se mal refugiaron en Francia.

Las autoridades se vieron desbordadas y las playas de Argelers, Saint Cypryen…  se habilitaron como inhumanos campos de concentración. Allí Eldenbenz (que entonces tenía 26 años) fue a buscar a republicanas embarazadas y las sacó de su infierno y se las llevaba a un palacete abandonado de la ciudad de Elna . “Cada nacimiento es una gran aventura, muy emotiva para toda la casa, incluso cuando las circunstancias son adversar para la madre”, aseguraba la enfermera, quien señalaba que “acogemos a todas las mueres de cualquier nacionalidad. La miseria no tiene práctica ni tampoco la desgracia”. Cuando los campos de concentración pasaron a ocuparlos los judíos, continuó con su misma labor y ello le valió no pocos problemas con los ocupantes nazis.

Ahora la Maternidad de Elna es un museo gracias a que lo compró el ayuntamiento en el 2005. Y como es de bien nacidos ser agradecidos, el recinto se llenó el domingo otra vez de niños como lo habían llenado entre 1939 y 1944. Algunos de ellas llevan Elna de nombre en homenaje a la enfermera que les dio la vida, una de solo dos meses, otras con más  de setenta años. Especialmente emotiva fue las palabras de una señora, madre de una Elna, cuya progenitora había nacido en aquella maternidad y acababa de fallecer: “Allá arriba seguro que se encontrarán y verán esto, tantas y tantas Elnas…”.

Los asistentes agradecieron al alcalde de la ciudad sus esfuerzos para mantener la memoria de una joven enfermera  gracias a la cual nacieron casi seiscientos niños, y que hoy sus descendientes son varios millares. Esta historia de amor y poesía fue descubierta para el gran público a mediados de la primera década de este siglo gracias a los libros del historiador francés Tristan Castanier y la catalana Assumpta Montellà y la divulgación de sus trabajos por la televisión autonómica catalana.