Demonios en la cocina

20/12/2017

Miguel Ángel Valero. Ángel Villazón utiliza la sátira y las recetas para hacer un retrato del México colonial en "Los tacos de Huiltacoche".

Puede parecer, a simple vista, que «Los tacos de Huiltacoche» (Didot, 2017), de Ángel Villazón, consultor de marketing de productos industriales y autor de «Gozos y sufrimientos en el Medievo», es poca cosa. Sus escasas 71 páginas engañan. Porque es un libro original y muy interesante, que marida perfectamente la literatura sarcástica y la gastronomía.

Como escribe en el prólogo Luis de Madariaga, es «un interesante e ilustrativo ejercicio de estilo literario por el que se nos da a conocer la rica y variada cocina mexicana con un planteamiento agradable y gratificante».

En el México colonial, en la época del Virreinato, una cofradía de demonios subalternos pero ambiciosos y muy eficientes en su tarea de corromper a lo más granado de los estamentos sociales, se conjura para llevar a la perdición al virrey, al obispo, a una linda pelirroja (y por tanto del color del infierno) y a un matasanos.

Ángel Villazón utiliza este argumento, original, para hacer una sátira social mientras expone las viandas más características de la gastronomía mexicana.

Los diablos están muy bien caracterizados, lo mismo que sus víctimas, embarcados en situaciones que, como explica el autor en la presentación de la obra (en el Instituto de México en Madrid), «reflejan la idiosincracia de una época». «Los demonios se ríen del estamento español» en México, comenzando por un virrey que únicamente comía alimentos procedentes de la madre patria. También sus gruesos y pesados ropajes, totalmente inadecuados para el clima tropical, estaban hechos en España

Para corromper a sus objetivos, los demonios utilizan inteligentes estrategias de captación relacionadas con las debilidades humanas y también con la extraordinaria y sabrosa comida mexicana..

De esta forma, mientras entretiene y divierte, «Los tacos de Huiltacoche» retrata la España colonial, hace una amena sátira social que va más allá del Virreinato colonial porque retrata al ser humano con todas sus miserias, y superando los clásicos libros de cocina da a conocer los suculentos placeres de la mesa mexicana.

Todo ello en unas divertidas 71 páginas. Muy nutritivas, y con recetas del mole poblano, cochinita pibil, huitlacoche, chiles en nogada, y tacos al pastor.

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