Venecia tiene, hasta el próximo 27 de noviembre, un misterio en cada palazzo, un rincón donde perderse de día y descubrir el arte del pasado y del futuro, con más de 40 eventos que adornan la emblemática ciudad.

Para perderse de noche, la ruta de moda siempre acaba en el emblemático y cool hotel Bauer. Por su terraza y discoteca se pasean los últimos diseños de moda y las caras más conocidas del arte. Echo de menos la promoción de artistas españoles que se dejen ver por tan exclusivas fiestas, esos que sabían que, en una cena, podía hacerse toda una promoción anual.

La terraza del ático del prestigioso Hotel Danieli ofrece la Venecia más clásica y de postín. En su ascensor, podemos leer “Aquí han estado Angelina Jolie y Jonny Deep durante la filmación de la película The tourist”.

Y si hablamos de lujo, el Hotel Cipriani es exclusivo no solo por sus instalaciones, sino porque únicamente puedes llegar a él con barco o yate privado. Una vez en esta pequeña isla, encontramos un pequeño paraíso gastronómico con el recomendable restaurante “Fortuny”, del mismo dueño que el mítico Harry’s Bar de Venecia ( no hay que perderse su risotto), fundado por Giuseppe Cipriani. Leonardo Di Caprio, ha llevado unos días a este hotel a Blake Lively, su nueva novia, que no ha querido salir de la piscina del hotel.

Solo en la semana del arte de Venecia es posible que se codeen Norman Foster con Carlota Cashiragui, o Jeff Koons con un padre benedictino.

Fiestas glamourosas, presentaciones de diseño, inauguraciones de los pabellones que pugnan por un lugar exclusivo,  cenas privadas a las que es difícil estar invitado, palazzos de ensueño con un coche de lujo tiroteado por el artista (que surgió de una anterior Bienal), Julian Schnabel, marcas publicitarias que pelean por ocupar espacios de rehabilitación de los palacios o de los cócteles de moda…, todo en la semana de inauguración de la Bienal es infinito e interminable.

En la isla de San Giorgio Maggiore, si cogemos un vaporetto que tarda 15 minutos desde la Plaza de San Marcos, hay varias propuestas interesantes:

No podía faltar el reconocido artista indio Anish Kapoor, que presenta en una mágica abadía diseñada por Palladio, la itinerante instalación “site specific”, “Ascensión”. Una columna de humo blanco que asciende desde una base circular situada entre el centro y la nave de la basílica. “Me interesa la idea de la inmaterialidad haciéndose objeto –dice el artista-. También está presente la idea de Moisés siguiendo la columna de humo, la columna de luz en el desierto”.  Pero si entras en el momento en que no aparece la instalación con el efecto de humo, los visitantes miran a todos los lados para encontrar el misticismo de la pieza, como lo hacía la ex mujer de Arnold Schwarzenegger, Maria Shriver, que se fue como entró, quedándose en una mera visita de edificio religioso.

Otra exposición muy recomendable, y cercana a la de Kapoor ,es la que presenta Ivory Press. Un proyecto fotográfico titulado Real Venice, comisariado por su fundadora, Elena Ochoa Foster, que conversaba vivaracha en brazos de su marido, Norman Foster, con varias personalidades el día de la inauguración.

Allí estaban también las tres grandes galeristas, llenas de color, que nos representan en todo evento internacional: Juana de Aizpuru ( que no podía perderse el acompañar a su artista Dora García), Soledad Lorenzo ( que no se pierde ni un año) y su gran amiga y también galerista Oliva Arauna. A pesar de lo incómodo de los vaporettos, de las huelgas de transportes( que hubo los primeros días), de barcas y arenas…, las tres se mueven como pez en el agua, que es lo que hace falta en Venecia.

El proyecto de Ochoa, de carácter enteramente benéfico, ha sido realizado en colaboración con la organización benéfica Venice in Peril Fund para reunir fondos su proyecto de reconstrucción de la ciudad. Catorce fotógrafos de renombre internacional han sido invitados para realizar un porfolio sobre Venecia con total libertad: Lynne Cohen, Philip-Lorca diCorcia, Nan Goldin, Pierre Gonnord, el español Dionisio González ( que propone dos fotografías de los canales de Venecia en gran formato panorámico), Candida Höfer, Mimmo Jodice, , o Robert Walker entre otros, han retratado la ciudad italiana a través de sus objetivos, para mostrarla en toda su belleza, pero también en todas sus paradojas y contrastes.

La moda, siempre muy vinculada al arte, está también presente en esta edición de la mano de Miuccia Prada y su marido y CEO de la compañía, Patrizio Bertelli, ( aunque la familia Missoni tuvo su presencia en la Bienal con una de las cenas privadas más solicitadas). Coincidiendo con el inicio de la Bienal, Prada inauguró una exposición que se presentó en la Ca’ Corner della Regina, un antiguo palacio, donde se exhibían piezas destacadas de la colección Fondazione Prada.

La exposición ocupa ocho salas, e incluye una con una maqueta hiperdetallada de la futura Fondazione Prada en Milán, un museo complejo que iniciará su construcción en breve.

El palacio Ca’ Corner della Regina del s. XVIII, con vistas al Gran Canal, se encuentra en proceso de renovación para convertirse en un nuevo espacio dedicado al arte contemporáneo, bajo la dirección de Fondazione Prada y la Fundación Musei Civici. Este proyecto, que se llevará a cabo en los próximos seis años, pretende llegar a ser un centro de exposiciones de referencia, investigación y estudio, dedicado a la cultura contemporánea.

Fotografías a gran escala, dibujos y maquetas del Prada Transformer (finalizado en Seúl en 2009) se presentan junto con las obras del italiano Castellani Enrico, el artista alemán Andreas Slominski, y, en un cuarto secreto, la artista sueca Nathalie Djurberg. Una pieza de “Los Tulipanes” de Jeff Koons pone color a la entrada, otra de Anish Kapoor, que formó parte del pabellón Inglés en la Bienal de 1990, ocupa la entrada principal. Obras de artistas estrella como Damien Hirst y su “Loving in a World of Desire” ( Amando en un mundo de deseos) donde un balón de playa sube elevado por un ventilador, o Maurizio Cattelan, Louise Bourgeois…, son sólo una pequeña muestra de su ambiciosa colección.

El matrimonio compra arte por separado: “el está obsesionado por Sigmar Polke, y cada vez que compra otro Lucio Fontana le digo que otro Fontana ¡no!”, comenta Prada. Ella sólo compra piezas que le “cambien” de alguna forma sus ideas preconcebidas o su forma de ver el mundo. Ir de compras con el matrimonio Prada debe de ser toda una experiencia. Eso si, según comenta ella, “han conseguido no ir a ninguna de las cenas o fiestas de la Bienal”.

Otra cita alternativa es la conocida instalación de Jan Fabre, este año en la Scuola Grande della Misericordia, con su “Piedad” esquelética en mármol de carrara que tanto revoluciona, pero que nada tiene de revolucionario. Los asuntos de la muerte son tan viejos como los de la profesión mas antigua. Por cierto, que su obra “Preparatio Mortis” se estrena el 3 de junio en el Festival de Otoño, en Madrid.

Visitas imprescindibles son la del Palacio Grassi, y Punta della Dogana, ambas del coleccionista Pinault. Durante los últimos cinco años, Francois Pinault ha ofrecido sus propuestas paralelas en los dos significativos espacios con su “visión” y su poder en el mundo del arte contemporáneo.

Coincidiendo con el espíritu de la Bienal, “The world belongs to you” ( El mundo te pertenece), gira entorno a la idea de que el arte no esta organizado alrededor de un mismo punto, tanto geográfico como de discurso. Caroline Bourgeois ha sabido comisariar esta idea de globalidad, con una maravillosa selección de artistas jóvenes y consagrados de diferentes orígenes. Una perfecta yuxtaposición de trabajos por salas, que muestra la relación personal de cada artista con la historia, con otras realidades,  y con su propia representación de éstas.

Una gran instalación colorista, realizada en textiles para este proyecto por la portuguesa Johana Vasconcelos, nos acompaña desde la entrada hasta las escaleras y la segunda planta. La enorme escultura del mediático Jeff Koons y su perrito globo brillante en la entrada, o el enigmático bosque de Loris Gréaud, son algunas de las piezas que llenan el palacio y nos dejan satisfechos de la visita.

Una iniciativa privada es la del coleccionista ucraniano Victor Pinchuk. “The Future Generation Art Prize @ Venice” se sitúa en el Palazzo Papadopoli, que ha sido alquilado para el premio y exposición de The Pinchuk Art Centre’s award, donde se presentan 19 artistas menores de 35 años de diferentes países. Entre ellos, destacar la instalación de una sandía cortada en forma de cuadrado sobre el suelo del palacio, del artista cubano Wifredo Prieto, o la invasiva instalación de un esqueleto de barco de madera en la entrada de uno de los palacios más bellos de Venecia.

Y cerca de la Fundación Peggy Guggenheim, los artistas Mike y Doug Starn intervienen en el paisaje veneciano con Big Bambú, una gran estructura de bambú que fue expuesta el pasado verano en el techo del Museo Metropolitan, pero que ha sido adaptada a este lugar, que es la Casa Artom.

La Fundación Solomon R. Guggenheim presenta “Ileana Sonnabend: Retrato Italiano”. Una visita que sirve de excusa para deleitarse con la oferta del mejor Pollock y sus coetáneos, y para mirar por entre las rejas de esas ventanas que tanta historia del arte encierran.

La bienal también reclamó en las calles libertad para Ai Weiwei (“Free Ai Weiwei”). Es una iniciativa que pide que nos unamos a través de su Web: www.kunsthaus-bregenz.at. En el Palazzo Franchetti, se exhibe una escultura de Oleg Kulik con Ai Weiwei como protagonista.

No son todos los que están, pero invito a pasear por las estrechas calles de Vencia y poder “personalizar” uno mismo su visita de arte y encuentros. Descubrir que, en la vida, hay tantas propuestas como vidas. Infinitas.