La conversión de contratos temporales en indefinidos sigue creciendo con brío. Aunque no alcanza igual ritmo que el año anterior, en 2017 el paso hacia una mayor estabilidad en el empleo creció el 17,9% en relación al año anterior, y sumó así su quinto ejercicio consecutivo de subidas, según los datos oficiales que maneja la empresa de empleo temporal Randstad.

El incremento sitúa la cifra de conversiones en 2017 ligeramente por encima de las 685.000; un 17,9% más que un año atrás, y camino de duplicar su nivel más bajo de la última década, las apenas 400.000 que se registraron en lo más crudo de la crisis, en el año 2012.

Desde ese ejercicio, las conversiones – que gozan de diferentes incentivos para las empresas – no han hecho sino crecer, aumentando al mayor ritmo el antepasado 2016, cuando experimentaron una subida del 21,6%; si bien, en números absolutos, todavía se situaban por debajo de las 600.000.

Las apenas 700.000 conversiones registradas en 2017 se sitúan aún lejos de las 900.000 que se anotaron los Servicios de Empleo Público (Sepe) previamente a la crisis, en el año 2007.

Entonces, el debilitamiento de la economía tuvo su reflejo en este aspecto de la contratación, que registró su mayor caída porcentual un año después, en 2009, cuando cedieron un 33%, hasta poco más de medio millón; y aun en los años posteriores, cuando continuaron cayendo, si bien a menor paso, hasta estabilizarse en torno a 2012 y comenzar a repuntar un año después.

Desde entonces, cuando se situaron por debajo de las 400.000, las conversiones han crecido a buen ritmo, especialmente los últimos tres años, 2015, 2016 y 2017, siempre por encima del 15% cada ejercicio; acercándose a las 600.000 en 2016, y a las 700.000 un año después.

El 40% del total de indefinidos

La subida en el número de conversiones no elimina un fenómeno paralelo como es el hecho de que cada vez se necesite firmar un mayor número de contratos indefinidos  para consolidar un solo empleo estable; una tendencia que agudiza la precariedad y  en la que tiene mucho que ver, según los sindicatos, la aparición en 2012 del contrato para emprendedores, una fórmula con un período de prueba de un año durante el cual no se cobra indemnización, en caso de ser despedido.

No obstante, el incentivo fiscal y la naturaleza del contrato temporal como contrato de prueba de facto –algo prohibido por ley, ya que se obliga a optar por un contrato fijo si el puesto es permanente – provocan que la conversión de temporales en fijos sea un capítulo sumamente conocido en la historia del mercado laboral en nuestro país.

De hecho, algo menos de la mitad – el 40% – del total de contratos indefinidos firmados el año pasado en España llegó de la mano de una de estas bonificadas conversiones.

“Se muestra que la contratación temporal funciona como puente a un puesto de trabajo estable. De hecho, para aquellos perfiles con menor cualificación, la contratación temporal les ayuda a aumentar su empleabilidad a través de la experiencia”, señala Luis Pérez, de la ETT Randstad.

Por regiones, todas ellas han experimentado incrementos de conversiones. Baleares es la comunidad autónoma que más ha crecido, con un incremento del 28%; seguida de La Rioja y Extremadura, con un 26,5% y un 26,4%, respectivamente.

Por debajo de la media nacional y registrando los menores incrementos, se encuentran Canarias (17%), Galicia (17%), Cantabria (16%), Castilla-La Mancha y Madrid (15,%). Murcia (14%), Aragón (13%), Cataluña (12%) y Asturias (9%) son las que menos crecen.

Sin embargo, en términos absolutos, Cataluña es la región que ha registrado más conversiones de contratos temporales en indefinidos durante el último año, con más de 132.000; seguida de Madrid, con más de 110.000, y Andalucía, con más de 91.000.