En 2017 crece el empleo menos

26/01/2018

Carlos Martínez.

Una vez más, la cuarta encuesta de población activa, EPA de 2017, nos ha traído datos positivos y datos negativos sobre la evolución de nuestro mercado laboral. Por un lado, y como aspecto positivo, las cifras han mejorado sustancialmente las previsiones que los analistas vaticinaron a comienzos del 2017 (en gran medida por el comportamiento de nuestro PIB, que ha superado con creces las mejores previsiones que lo situaban en un 2,5%; este incremento del PIB se ha traducido en una mayor creación del empleo). Pero, por otro lado, la ralentización en la creación de empleo cada vez es más evidente; hemos tenido factores externos que poco a poco van teniendo impacto en la economía y por extensión en el empleo: la inestabilidad de Cataluña, la subida del petróleo, probable subida de los tipos de interés y, por extensión, la reducción en la fluidez de los créditos, entre otros. Esto determina que en 2015 el paro disminuyó en 678.000 personas, en 2016 en 541.000 y en 2017 se cerró con 471.000 personas menos.

De los datos publicados, y a modo de resumen, los más destacados son que el paro ha cerrado el año con un 16,5% de la población (frente al 18´6 % que teníamos por estas mismas fechas el año pasado), el empleo ha crecido en 490.000 personas, el paro bajó, como decíamos anteriormente, en 471.000 personas (un 11,3% menos que en 2016) dejando la cifra de desempleados en 3.766.000 personas. Por último, y como dato principal, el número de ocupados aumentó hasta los 18,99 millones, su nivel más alto desde el año 2008.

Por sectores, aunque como es lógico la mayor creación de empleo se generó en el sector servicios con más de la mitad de las contrataciones, las cifras han mejorado en todas las áreas de actividad, destacando especialmente la industria que creó 132.000 empleos, seguido de la construcción y la agricultura.

Uno de los aspectos más importantes y que apenas le hemos dado eco durante 2017 (aunque en  dicho año hubo una leve recuperación de 19.000 personas), ha sido la importante pérdida de población activa que llevamos sufriendo desde el año 2012; un dato que para el porcentaje de desempleados es magnífico porque lo reduce sustancialmente, pero que es crítico para nuestro estado de bienestar, nuestras pensiones, etc.

La realidad es que en ese 2012, en su tercer trimestre, llegamos a tener 23,4 millones de activos, frente a los 22,7 millones de esta última encuesta de población activa. Esto supone que, en poco más de cuatro años, hemos perdido más de 700.000 efectivos en nuestro mercado laboral; esto es paradójico en una economía que lleva años creciendo a un 3%, y donde los parados deberían tener la sensación de que hay más oportunidades para encontrar empleo, y vemos que el efecto real ha sido distinto.

Esto explica en gran medida porqué se generaron 490.000 empleos en 2017 y el paro que observamos en la EPA, se redujo en 471.000 personas. Por lo tanto, este fenómeno que observamos en muchas ocasiones y que en principio puede parecer contradictorio, es la respuesta a que se reduzca el paro en mayor medida a la creación de empleo. Si no se hubiese producido este descenso de la población activa, el paro actualmente rondaría el 19%.

Distintos estudios, realizados recientemente, demuestran en sus proyecciones que la tasa de actividad (índice que mide el nivel de actividad en el empleo de un país y se calcula como el cociente entre la población activa y la población en edad de trabajar), se reducirá de manera sustancial en los próximos 15 años por el envejecimiento de la población, y como decíamos anteriormente, el impacto sobre la viabilidad de nuestro sistema de bienestar será crítico (menos cotizantes, menos recaudación y por lo tanto menos recursos para pensiones, desempleo, etc.)

Es evidente que el 2018 no va a ser un año fácil. Seguimos teniendo, según la EPA, más de 3,7 millones de desempleados. El Gobierno debe seguir trabajando en la estabilidad política (posible conflictos con Ciudadanos, Cataluña, presupuestos sin aprobar… todo esto genera incertidumbre) y debe profundizar en la flexibilización del mercado laboral,  necesario para las empresas y que han conseguido crear empleo durante cinco años consecutivos.

Aún, a pesar de todo lo anterior, las previsiones que tenemos para el 2018, es que se creen unos 350.000 puestos de trabajo, dejando la tasa de desempleo por debajo del 15%. Si esto se consigue, entenderemos que seguimos trabajando por el camino correcto, pero no debemos olvidar que todavía nos faltan 1,7 millones de empleos para llegar a los niveles previos a la crisis.

Carlos Martínez es presidente de IMF Business School

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