De política, fútbol y violencias varias

01/02/2018

José María Triper.

Suele ocurrir que en política, como en muchas otras actividades de la vida, sean las opiniones, sugerencias, observaciones y advertencias de quienes ven el negocio desde fuera sean más sinceras y acertadas que las de los actores implicados, casi siempre obcecados por la pasión, la disciplina, la intolerancia, el interés personal o partidario, el fanatismo o la arrogancia.

Y viene esto a cuento de la acertada y mesurada alocución con la que nos obsequiaba esta semana Vicente del Bosque en los desayunos de The Experience Club en el Casino Gran Vía de Madrid. Una lección de sensatez en la que el ex seleccionador nacional de fútbol hacía un llamamiento para que el deporte sea un “nexo de unión” en esta España convulsa que vivimos para apostillar, con la rotundidad propia de los convencidos que “el fútbol no genera violencia”. La violencia, añadía “la genera la sociedad y generalmente fuera del campo”.

Recordaba yo al eco de estas palabras las repugnantes escenas protagonizadas por los “ultras” de los dos clubs representativos de la ciudad de Barcelona en la reciente eliminatoria copera, con agresiones físicas y verbales en las que los motivos del enfrentamiento del evento deportivo para responder plenamente a la división profunda que la demencia independentista ha generado en la sociedad catalana.

Idéntica motivación a la que empuja a los fascistas intolerantes de la Universidad Autónoma de Barcelona para acosar y violentar a sus compañeros no independentistas, o a los convocantes y asistentes a la movilización del pasado día 30 ante el Parlamento de Cataluña en la acabaron desbordando el control policial de los Mossos en la Ciutadella y agrediendo a los agentes.

Fanatismo, intolerancia e incultura que se juntan también en los insultos racistas, sexistas, homófobos o de otra índole que se suceden semana tras semana en los estadios y que no son más que el reflejo de la sociedad que los genera. Al igual que los esperpénticos y deplorables enfrentamientos entre padres en las competiciones infantiles a los que aludía también el ex seleccionador para sentencia que “debemos enseñar a la gente joven a admitir la derrota”.

Nítidos mensajes a los que el marqués de Del Bosque añadía una reflexión sobre esa efebocracia que hoy enajena a nuestras gentes de toda índole, condición y desempeño. “La edad no es ningún mérito”, dijo D. Vicente, porque el mérito está en la capacidad, el conocimiento y la actitud. Pues eso, a quien corresponda y que se enteren.

 

 

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