Ello responde a la afirmación que el candidato de CiU realizó en un coloquio en el Ateneu Barcelonés en las que aseguraba que los partidos “pisan la frontera de la legalidad” a la hora de financiar sus campañas electorales.

No es la mejor semana para Artur Mas. Si el candidato convergente el miércoles se enfrentaba a la fiscalía por pedir la imputación del antiguo secretario del partido Daniel Osàcar en el caso Millet por una supuesta financiación irregular del partido. Llegó a asegurar que “la fiscalía ha entrado en campaña” e incluso vio presiones de algún partido para esta actuación de la fiscalía. Ante tamaña acusación excepcionalmente la Fiscalía de Catalunya emitió una nota desmintiendo “categóricamente que haya actuado por indicación de nadie y mucho menos con una intencionalidad política que, por supuesto, es ajena esta institución”.

Si esto sucedía por la mañana, por la tarde en un coloquio Artur Mas dejó en segundo plano este debate judicial al lanzar fuertes insinuaciones sobre la clase política. En un coloquio en el Ateneu de Barcelona aseguró que “muchas veces los partidos hemos pisado la frontera de la legalidad por los costes de la campaña electoral” y prometió una gestión “honorable y transparente” sobre los asuntos de corrupción si llega a la presidencia de la Generalitat “y si no es así, cortadme el cuello”. Posteriormente matizó esta frase asegurando que ello no significaba que dimitiera, si no que el electorado se limitará a no votarlo”.

La número 2 de la candidatura de CiU, Joana Ortega, trató infructuosamente de paliar el “patinazo” de Mas al asegurar poco después que en la financiación de las campañas de los partidos. En su opinión “hay una transparencia increíble porque se trata de dinero público, se cuenta y se audita”. Aseguró que las palabras del cabeza de lista sólo eran “una reflexión que puso sobre la mesa, valiente, pero que no presupone nada en especial”.

No lo intrepretaron así el resto de fuerzas políticas. José Montilla, en uno de sus mítines relámpago en L´Hospitalet, aseguró que “CiU es un partido bajo sospecha, no habla y cuando lo hace es para meterse con la fiscalía”. Tras asegurar que personalmente cree en la honorabilidad de Artur Mas, reclamó una explicación de su rival: “Los catalanes confiarán en su palabra, tanto si es para decir que no hay ninguna responsabilidad o bien para admitir que se ha cometido alguna irregularidad. Todo menos el silencio”

Por su parte el líder de ERC consideró que Mas utiliza “la táctica del calamar, lanzar tinta para que ensucie a todos” para considerar que “no es justo decir, como ha hecho Mas, que todos los partidos han tenido irregularidades en la financiación de sus campañas, porque nosotros hacemos muchos esfuerzos para hacer las cosas bien”. Tras admitir que “todos nos podemos equivocar y en esto no podemos ser muy severos” pero “creo que la gente tiene que ser capaz de rectificar, asumir sus errores y tirar para adelante”.

Alicia Sánchez Camacho, candidata del PP, acusó a Mas de “encender el ventilador” y extendiera las sospechas de financiación irregular al resto de partidos, “ha de dar la cara y ponerse a disposición de la justicia”. En su opinión, los comentarios de Mas le invalidan para optar a la presidencia de la Generalitat.

Por su parte Joan Herrera (IC), tras coincidir con su rival del PP que Mas ha puesto en marcha “la estrategia del ventilador” aseguró que “alguien que aspira a ser presidente de la Generalitat ha de tener una actitud más digna. Y digna no es cuando te acusa la fiscalía respondas acusando al resto. Y digno no es decir que todos los partidos rozan la ilegalidad”.

Así están las cosas. Es difícil pronosticar si esta guerra de declaraciones influye en el electorado, pero como mínimo dan espectáculo…