Cuidado España

03/02/2018

Josep M. Orta.

Cuando las barbas del vecino veas pelar pon las tuyas a remojar”. Eso dice el refrán y su sentencia puede estar más de actualidad que nunca. Sorprende que muchos españoles -incluidos partidos que lucharon por la restauración de la democracia, aplaudan a pies juntillas las medidas represivas que el Gobierno del PP aplica en Catalunya.

¿Nadie se da cuenta del perverso uso que hacen de las leyes para forzar interpretaciones dudosamente democráticas. Estos días vemos cómo son los jueces quienes dictaminan los derechos de los cargos electos y deciden quien puede y no puede ser presidente de la Generalitat, independientemente de lo que los catalanes votaron en las urnas. Un ministro -concretamente el de Justicia- augura que la justicia inhabilitará -e incluso le pone fecha- a una mayoría de diputados electos de la mayoría independentista. Un alto cargo del PP recuerda al presidente del Parlament que tiene hijos y que según que haga puede acabar en la cárcel.

Unas manifestaciones multitudinarias que en todo el mundo han destacado por su carácter pacífico el discurso oficial las han convertido en violentas. Claro que los partes médicos de los numerosos policías heridos en las cargas del 1-0 el más grave parece ser un número que tiene una “contusión en una uña”, mientras silencian el millar de heridos provocados por la contundencia policial y cada vez más son los catalanes que tienen que declarar por supuestos delitos de odio (parece ser que las numerosas declaraciones catalanofóbicas, con amenazas de muerte, no merecen la atención judicial)

Mientras los informes que la Guardia Civil va entregando al juez cada vez implica a más cargos electos y aún no han llegado a los más de setecientos alcaldes que avalaron el proceso independentista.

Podríamos seguir pero hay una obviedad. Rajoy convocó unas elecciones con unas intenciones y los resultados fueron los que fueron. Como no les gustaron sus programas electorales o por que los ganadores cometen la insensatez de intentar aplicar su programa propician que les caiga todo el peso de los aparatos del Estado.

Lo que resulta alarmante es que los demócratas españoles esta situación no les indigne y que no se planteen que la represión que hoy sufre Catalunya sea un precedente por lo que pueda venir después en otros ámbitos.

Cuidado España, “cuando las barbas del vecino….”.

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