En su comparecencia para explicar la actuación policial, el conseller explicó que en los momentos de la cumbre habían desplegados 550 Mossos alrededor del Parque de la Ciutadella (donde se ubica el Parlament) y que en los tres días que estaba previsto que durara el operativo (luego reducido a dos) estaba previsto que participaran 1.800 policías. El consejero aseguró que los siete detenidos del día anterior (uno de los cuales, un menor) identificaron con los vídeos de los incidentes a otras diez personas para averiguar su participación en los hechos. “Las actuaciones policiales seguirán hasta identificar al máximo número de personas que agredieron a los representantes  del pueblo” y añadió que “se les perseguirá por todos los delitos que hayan podido cometer”.

Por otra parte Puig anunció que está estudiando las declaraciones del presidente de Justicia i Pau, Arcadi Oliveres, por haber insinuado que entre los violentos podía haber agentes de los Mossos infiltrados y pudieran haber avivado  los incidentes. Estudia si con estas declaraciones Oliveres ha cometido un delito de calumnias contra la policía catalana.

Por otra parte el conseller aseguró que se infravaloraron los métodos violentos utilizados por algunos participantes en la concentración de los “indignados” y que contaban con sofisticados medios informáticos para planificar su actuación minetras  que el dispositivo policial se había planteado para una ocupación pacífica como eran los anteriores actos realizados por los “indignados”.

Puig pidió que “no nos engañemos, los violentos están y los que les dan cobertura también”, aunque admitió que muchos de los concentrados actuaban de buena fe. Añadió que ante la apariencia de una resistencia pasiva hubo quien aplicó una “violencia extrema”, así como el uso de las nuevas tecnologías informáticas para planificar su actuación.