‘Playoff’, Arte y sociedad

16/02/2018

Luis M. del Amo. La Joven Compañía lleva a escena las peripecias de un equipo de fútbol de mujeres.

Imagen: ©David Ruano.

No existe probablemente en Madrid un proyecto escénico de mayor importancia que La Joven Compañía. No solo como institución promotora del teatro entre los jóvenes, sino también por la calidad artística de sus propuestas; no siempre sobresaliente, claro, pero siempre digna, e incluso notable, y, lo que es quizás más importante, marcada siempre por una filosofía y una forma de hacer muy reconocible, a pesar de las apenas cinco temporadas de existencia de la compañía; una filosofía que consiste precisamente en hacer posible ese diálogo entre las futuras generaciones y el teatro.

En esa labor, La Joven Compañía ha repasado clásicos como Fuenteovejuna, ha encargado adaptaciones –Ilíada, Odisea– a descollantes dramaturgos o a prometedores novelistas; y ha ofrecido siempre, en suma, un marchamo de calidad, y unas ideas muy claras sobre el modo de hacer realidad el proyecto.

Quizás en esta unidad haya influido que el único director artístico que ha dirigido los montajes de la compañía desde su creación ha sido el muy competente José Luis Arellano; así como que la dirección del proyecto recaiga sobre su otro fundador David G. Peralto.

Ahora, después de esta buena labor, la compañía ha abordado Playoff, la propuesta de la joven y premiada dramaturga barcelonesa Marta Buchaca, sobre las vicisitudes de un equipo de fútbol femenino.

El texto, con siete personajes femeninos, otorga el protagonismo al grupo, y desde esta perspectiva coral, trata de repasar el catálogo de obstáculos con que deben enfrentarse las jugadoras por su condición de mujeres, además de, por si fuera poco, algún otro tema como el auge de las redes sociales.

Y es precisamente en esta ansia abarcadora donde reside el principal defecto de un texto que a fuerza de poner temas sobre la mesa, no acaba de profundizar en ninguno, ofreciendo las más de las veces una visión excesivamente tópica y superficial de los problemas que sufren sus numerosas protagonistas.

Expresiva puesta en escena

Una debilidad del texto a la que, no obstante, saca partido Arellano con su habitual habilidad al plantear expresivas puestas en escena, especialmente en todos aquellos momentos detenidos, cuando la acción colectiva se remansa, y da paso a algunos monólogos, que se destacan sobre un fondo ralentizado.

Eso y la eficacísima solución escenográfica, debida a Silvia de Marta, junto al buen trabajo del plantel de actrices – Cristina Bertol, Neus Cortès, Ana Escriu, Yolanda Fernández, Cris Gallego, María Romero y Cristina Varona –, brillantes y disciplinadas en el cumplimiento de la exigente puesta en escena (aunque con margen de mejora en lo vocal – algo ineludible, cabe decir, dada su extrema juventud –), aparecen como lo más destacado de un montaje que no se encuentra entre lo mejor de este importantísimo proyecto teatral, brillante en su tarea de allanar las relaciones entre los jóvenes y la escena.

Para incondicionales del teatro social.

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