Una renta vitalicia de 63.000 euros compensa el impacto de las dos últimas reformas de pensiones

15/02/2018

Miguel Ángel Valero. Las modificaciones de 2011 (PSOE) y 2013 (PP) provocarán una caída media del poder adquisitivo de alrededor de 350 euros al mes a una persona que se retire hoy a lo largo de su vida como jubilado. // Soluciones para la jubilación. Naturaleza, ventajas, defensa y fomento de las rentas vitalicias en España

Pilar González de Frutos, presidenta de Unespa, entre Iratxe Galdeano y Juan Antonio Herce, de AFI y autores del informe.

El informe ‘Soluciones para la jubilación. Naturaleza, ventajas, defensa y fomento de las rentas vitalicias en España‘, realizado por Analistas Financieros Internacionales (AFI) para Unespa, muestra que las reformas de las pensiones de 2011 (PSOE) y 2013 (PP) provocarán una caída media del poder adquisitivo de alrededor de 350 euros al mes a una persona que se retire hoy a lo largo de su vida como jubilado.

Desde este planteamiento, el estudio, elaborado por Iratxe Galdeano y José Antonio Herce, subraya que «las rentas vitalicias son un instrumento idóneo para complementar la pensión pública de jubilación, alivian las presiones que existen sobre el sistema público de pensiones y contribuyen a su sostenibilidad».

Los expertos de AFI estiman que unos 63.000 euros son suficientes para afrontar la constitución de una renta vitalicia que compense esa pérdida de poder adquisitivo de 350 euros al mes. Esos 63.000 euros equivalen a una tercera parte del patrimonio medio actual de los hogares encabezados por personas mayores de 65 años.

«Las rentas vitalicias son eficientes porque permiten ajustar el consumo de los jubilados durante toda su vida a la cantidad de ahorro disponible, sin dejar de atender el deseo de los titulares de hacer legados a sus herederos», argumenta el informe. También señala que «garantizan un nivel de vida a quienes las perciben porque están aseguradas, se viva el tiempo que se viva, evitan que una persona sobreviva a sus ahorros, lo que sería una muy mala noticia; o que haya un exceso de ahorro acumulado cuando aquella fallece, lo que sería ineficiente porque implicaría que ha tenido una calidad de vida inferior de la que se podía haber permitido».

El estudio resalta que no es necesario ahorrar más para complementar las rentas
durante la jubilación, sino en hacerlo mejor. «Los recursos ya están disponibles en una sociedad que ha cambiado sus estructuras familiares y en la que la creciente longevidad exige un mayor esfuerzo previsional por parte de todos», argumenta.

Los recursos que se pueden destinar a constituir una renta vitalicia pueden ser muy variados: ahorro financiero convencional (depósitos, fondos, acciones…), viviendas (principales o secundarias), derechos diversos (traspasos de negocios, licencias…), entre otros.

Además, las ganancias patrimoniales (plusvalías) realizadas en la transmisión de elementos patrimoniales (hasta un valor de 240.000 euros) están exentas siempre que se dediquen íntegramente a la adquisición de una renta vitalicia, el titular de dicho patrimonio tenga 65 o más años, y se adquiera en su favor. Y el tratamiento fiscal de la renta al empezar a percibirse es beneficioso.

Impacto en la economía

El estudio de AFI estima que la reducción del poder adquisitivo de las pensiones públicas podría provocar un descenso anual medio del empleo del 1,5% entre 2017 y 2035 (unos 330.000 empleos equivalentes a tiempo completo); y un descenso similar del Producto Interior Bruto (PIB). «Las rentas vitalicias pueden contrarrestar estos efectos macroeconómicos negativos al generar una demanda interna que proteja el empleo y el crecimiento económico», subraya el informe.

Las rentas vitalicias tienen una gran flexibilidad, se pueden constituir en distintos momentos, la prima a pagar la decide el titular, es posible rescatar parte o todo el capital asegurado, y hacer un uso compartido con otra persona del capital asegurado, y también se pueden modular la edad de inicio de su disfrute, así como las prestaciones a lo largo del ciclo de jubilación.

«Las rentas vitalicias son claramente más ventajosas que las rentas financieras porque mutualizan el riesgo de longevidad en beneficio de sus titulares (el riesgo de mortalidad del colectivo cubierto se distribuye entre todos los rentistas) y porque basan su rentabilidad en activos a muy largo plazo que conllevan una prima de rendimiento por ese motivo. Estas ventajas se acrecientan con el tamaño del colectivo cubierto en beneficio de los titulares, a la vez que esta circunstancia las hace más baratas y eficientes en todos los sentidos», argumnenta el estudio.

Además, las rentas vitalicias son sostenibles por definición debido a la técnica actuarial en la que se basan y están garantizadas por una aseguradora, que se rige por unos estándares de solvencia muy elevados.

La presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos, señala en la presentación del informe de AFI  «el compromiso que el sector tiene de ofrecer información muy exhaustiva sobre este tipo de productos antes de la contratación, yendo más allá de lo que la propia normativa exige, ya que están dirigidos a personas mayores que merecen especial atención, e incluso merecen que no solo se informe al interesado sino también a sus familiares».

Pilar González de Frutos asegura estar «convencidísima de que es el mejor producto para garantizar una jubilación con un nivel de vida que se parezca al que estoy dibujando en mi mente».

 

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