‘666’: El peso de una leyenda

23/02/2018

Luis M. del Amo. Yllana retoma en el Alfil la mítica obra de humor gestual.

Enfrentarse a un espectáculo como 666 no es tarea fácil. Con él, sus creadores, Yllana, han recorrido medio mundo, y han triunfado en mil y una ciudades, de España y del extranjero. Sin embargo, y a pesar de esta exitosa trayectoria, se impone el comentario más desapasionado, y más riguroso que se corresponda sobre lo visto sobre el escenario.

Como todo el mundo sabe, la obra, que ahora vuelve a Madrid, donde podrá verse lo que resta de febrero y en marzo, trata sobre las peripecias de un conjunto de presos, condenados a muerte. Sin embargo, su historia no se narra o representa al modo tradicional, sino que sus evoluciones, lejos de tejer una trama, se articulan en forma de gags o sketches, pequeñas piezas cómicas independientes, que giran en torno a una serie de tópicos carcelarios, especialmente relacionados con la agresividad y la violencia sexual.

Estos tópicos ofrecen munición a los cuatro cómicos, todos ellos destacados mimos, – Fidel Fernández, Raúl Cano, Juan Ramos, Jony Elías, Juanfran Dorado, Antonio de la Fuente (en alternancia) –, para armar una serie de viñetas, donde, además de este humor puramente gestual, también caben por un lado, la apelación al público y su participación sobre el escenario, y por otro el recurso al humor más negro, sin esquivar su lado más soez.

En mi opinión, lo mejor del espectáculo aparece precisamente en esas partes más sencillas, cuando los mimos hacen gala de su excelente técnica, al servicio de un guion inspirado y gamberro, como aquellos que representan sueños violentos, o un simple paseo por la cárcel, constreñidos siempre por las trabas que les impone la vida en la prisión.

Todo ello adobado por una escucha constante al público, y combinando además esa capacidad de reaccionar a las circunstancias de cada función con una excelente factura técnica, que exige a los intérpretes sincronizarse a la perfección con los efectos de luces y sonido; lo que se ejecuta magníficamente, ofreciendo además una ilusión de aparente sencillez.

Con todo se echa en falta en mi opinión un desarrollo mayor de algunos números, como el espectacular y fálico final, al tiempo que sobra cierta complacencia en lo escatológico.

Recomendable.

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