La inercia de los sueños que van a la deriva

16/03/2018

Miguel Ángel Valero. Teresa Gómez busca en "La espalda de la violinista" palabras que sean capaces de disipar la oscuridad.

La colección Vandalia de Poesía, que edita la Fundación José Manuel Lara, publica «La espalda de la violinista», de Teresa Gómez, perteneciente al grupo granadino «La otra sentimentalidad». Aunque sus poemas llevan mucho tiempo circulando, es el primer libro que se edita de esta original autora, maestra y psicopedagoga especializada en necesidades educativas específicas.»Trabajo mis poemas sin descanso en busca de la simplicidad. Todo debe hacerse lo más simple posible, pero no más sencillo», confiesa.

Es una poesía que nace de la contemplación de la intérprete de un concierto de violín, donde la danza de los músculos de la espalda de la violinista subraya el contrasta entre el silencioso trabajo de los brazos y la fluidez del sonido que brota de él. La obra de Teresa Gómez hace realidad aquella frase de que la poesía llega allí donde el sonido de la música no logra hacerlo.

Pero también habla del cuerpo que «me dejó en la boca la herida de la tarde», evocando quizás a las tres heridas de Miguel Hernández (la vida, el amor, la muerte). Pero también son poemas que buscan «poner palabras» que arrojen luz sobre la vida, buscar a través de ellas el sentido, lo que nos duele, los que nos preocupa, lo que nos mancha. No en vano «La espalda de la violinista» está dedicada también a «todas aquellas personas que ponen palabras a la oscuridad para disiparla».

Teresa Gómez escribe versos como «cuando la noche pone seda y fuego». Quizás el poema más logrado sea «Palabras en la piel» (página 35), todo un homenaje a la fuerza de la escritura, a esas palabras «que iluminan mi destino». Palabras «silencio para descansar», «palabras beso que secan mis lágrimas».

Pero sus versos también reclaman «olvidar un poco de memoria» (página 71). Y hablan de la noche, «ese hermoso presagio/que de golpe se estrella contra todo» (página 75). Y de «este temporal de razones tangibles que arrasa las compuertas de todas las ventanas de tus sueños» (página 97).

Es una poesía que habla de «la sal que se amontona/con la inercia/ de los sueños que van a la deriva», «del hombre que me aguarda/con todas las promesas extendidas/en el mapa mojado del azar» (página 106).

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