Rajoy como factor de insostenibilidad

14/03/2018

Luis Díez.

Sin necesidad de una mente tan brillante como la de Stephen Hawking, a quien Dios, si existe, acoja en su agujereado seno, podíamos saber de antemano la respuesta del jefe del Gobierno a las demandas de la calle y de la oposición política sobre la revalorización de pensiones: si quieren algo, aunque sea poco, apoyen los Presupuestos del Estado para 2018. Ese fue, por resumir, su mensaje en el pleno del Congreso dedicado a la materia. Habrá medidas presupuestarias para mejorar algo las pagas de viudedad y tratar mejor, vía IRPF, a quienes menos cobran. ¿Cuánto y de qué modo? Mariano Rajoy no concretó.

En su comparecencia informativa sobre el estado de las pensiones, a la que, según fuentes de su gabinete, ha dedicado tres días de estudio, se envolvió en unos datos de la OCDE del año pasado que poco menos nos sitúan en la Champion Ligue de la petanca. Vamos, que los pensionistas no pasan hambre y, si vamos a ver, tienen mayor músculo que los alemanes y pueden compretir tranquilamente con los daneses, belgas y franceses. Albricias sean dadas a santa Brey, por mentar a la madre que lo parió.

A partir de esa premisa mayor, el señor presidente pasó las páginas de un razonamiento escolástico tan perfecto como engañoso, pues metió en el mismo saco a jubilados, clases pasivas, parados de corta y larga duración, discapacitados y dependientes para sumar 14 millones de «pensionados» y concluir con la imposibilidad de equiparar las pagas de la Seguridad Social al IPC, es decir, al aumento del coste de la vida. Los jubilados ya saben lo que pueden esperar del Gobierno de Rajoy: nada y menos.

Nada porque el jefe del gobierno se niega a modificar el llamado «índice de sostenibilidad» del sistema y, en consecuencia, la subida de sus pagas será del 0,25% establecido en 2013. Y menos porque ese incremento (dos euros al mes de media) supone una pérdida de doscientos euros en unas pensiones medias de algo más de mil euros en un periodo (pasado y futuro) de cinco años. Esa es la realidad del «factor de sostenibilidad» que se inventó el PP hace cinco años, antes de agotar los 66.000 millones del Fondo de Reserva de la Seguridad Social.

Rajoy se escudó en el Pacto de Toledo para completar su comparecencia. Es ahí donde habrá que discutir las medidas para el sostenimiento del sistema público de pensiones, de acuerdo con el mandato del artículo 44 de la Constitución. De su acción de gobierno no cabe esperar enmienda ni propuesta alguna. La realidad indica que la derecha neoliberal es en sí misma y en su ideario el principal factor de insostenibilidad. O dicho de otro modo: que cada cual se busque la vida y el que venga detrás que arree.

Se quedaron la socialista Margarita Robles y el podemita Pablo Iglesias clamando en el desierto y apareció Rivera, gran esperanza blanca del mercado (léase Ibex-35), con una máscara de ambigüedad, indefinición y oportunismo que no le sienta nada bien. Pero tranquilos, que la batalla acaba de empezar y pintan bastos, muchos bastos para los felones también.

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