Crear un SandBox para la industria Fintech es una oportunidad competitiva para el país

27/03/2018

Luis Garvía Vega, profesor de ICADE. Felizmente, España se dispone a lanzar su campo de pruebas.

Estos días ha vuelto a ser noticia la previsible creación de un SandBox para la industria Fintech española. En esta ocasión son la  Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Ministerio de Economía, con el apoyo de la Asociación Española de Banca (AEB), los que tienen la iniciativa en su agenda. ¿En qué consiste un SandBox? ¿Por qué es importante este anuncio? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias? En este artículo vamos a responder a estas preguntas.

El sector financiero está hiperregulado: Basilea III, la directiva 2014/65/UE (MiFid II), la de servicios de pago, la ley de prevención del blanqueo de capitales, los requerimientos de transparencia o de protección de datos son ejemplos de normas que hace apenas unos años no existían y ahora rigen el destino del sector. Cumplir con la normativa requiere de cada vez más esfuerzo, e inevitablemente limita tanto la flexibilidad como la innovación del sector. En contraste, la irrupción de tecnologías con gran potencial disruptivo, tales como el blockchain y las criptomonedas, es en parte indiferente a la legislación, y en otra parte está impulsada por la propia rigidez regulatoria. Estas tecnologías permiten llegar a donde el sector financiero tradicional no puede llegar, tanto por las limitaciones regulatorias como por las técnicas.

Proyectos ágiles, bajo control
En este contexto, un SandBox es un entorno en el que se puede probar la tecnología. Los proyectos que allí se lancen serán ágiles, en un marco regulatorio permisivo, pero bajo el control del supervisor. Esto permite normalizar la tecnología al mismo ritmo al que se desarrolla la regulación. Los inversores que participen serán conscientes de que están en un entorno de pruebas, y los riesgos que se asuman serán conocidos y estarán controlados. Esto por sí mismo es importante, pero tiene todavía más transcendencia por el mensaje que transmite: tanto el Gobierno como las instituciones financieras apoyan la innovación en el sector. La tecnología no es una amenaza, es una oportunidad, y España está dispuesta a estar entre los países pioneros, colocándose a la altura de Singapur, Australia o el Reino Unido, entre otros. Este cambio de actitud es clave.

‘Sandbox’, por Johan Eklund (CC BY 2.0)

En apenas semanas se ha pasado de un sentimiento negativo en relación con el fenómeno fintech, a una visión positiva, con cierto grado de esperanza. En septiembre de 2017, Jamie Dimon, CEO de J. P. Morgan, declaraba que el bitcoin era un fraude, amenazando con el despido a todo aquel empleado que comercializara con criptomonedas. A finales de febrero de 2018 en su informe anual, la misma J. P. Morgan ensalzaba el potencial innovador de las criptomonedas, su vocación de permanencia y su potencial como sistema de pago. ¿Es la tecnología buena o mala?

La tecnología es una herramienta neutra, con un gran poder hacedor. Luego nosotros decidimos si hacer con ella el bien o el mal. Los perfiles falsos en redes sociales, Twitter, los bots rusos, el brexit y el conflicto catalán, la posverdad o las noticias falsas son buenos ejemplos de este poder. Si consideramos un enfoque puramente competitivo, ¿ganarían EEUU y Rusia con una Europa dividida? En este mismo sentido, hablar de guerra comercial es un oxímoron que está a la altura de la visión macroeconómica de Trump. Es muy importante separar el ruido del valor, no dejarse llevar por la desinformación y ser especialmente cauto con la información que nos llega. Blockchain permite precisamente realizar este ejercicio de manera segura, ya que es un registro público, descentralizado y compartido.

Un SandBox —arenero, en castellano— representa etimológicamente un sitio en el que poder jugar, un sitio en el que se puede construir sin miedo a equivocarse. Aunque a veces se nos olvide, cuando te equivocas, aprendes. El juego implica disfrute, impulsa la creatividad y permite el cambio. Si queremos ser competitivos en un mundo robotizado y con mano de obra sin cualificar barata, probablemente sea este el único camino. España tiene la oportunidad de crear un marco estable para el fomento de la innovación. Europa necesita de la Unión para competir en un entorno cada vez más complejo, y perfectamente pueden ser estas tecnologías que permiten la cooperación el eje que articule la estrategia común.

Luis Garvía Vega, profesor de ICADE.


Luis Garvía Vega
 es, desde 2009, profesor en las áreas de contabilidad y finanzas, matemática financiera, ética y estrategia, entre otras disciplinas, en la Universidad Pontificia de Comillas ICAI-ICADE. Estudió Ingeniería Industrial Superior en la Universidad Pontificia Comillas (ICAI), las licenciaturas de Administración y Dirección de Empresas y de Derecho en la UNED y cursó un Executive MBA en IESE Business School. Doctor en finanzas por la Universidad Pontificia Comillas (ICADE), investigó la relación entre el riesgo sistémico y los proyectos financiados por 
Project Finance.

 

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⇒ Seguir en Twitter a la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE (@UCOMILLAS)

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