El FMI teme que la crisis se extienda al resto del mundo

20/06/2011

M. Vázquez del Río. Todas las presiones políticas se dirigen a Grecia para que cumpla los requisitos exigidos y evitar la bancarrota.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que la crisis de deuda soberana que afecta a la eurozona, y en especial a los denominados países periféricos (Grecia, Irlanda y Portugal) se está convirtiendo en una amenaza para la recuperación económica mundial. Ante este momento crítico, agravado por la decisión de Bruselas de aplazar la concesión de la ayuda a Grecia hasta el 3 de julio, la institución internacional ha pedido a los países de la UE “más cooperación”  y que refuercen la consolidación fiscal a fin de recuperar la confianza.

En su informe sobre los Diecisiete países del euro, el FMI explica que “el sonido creciente de la recuperación continúa, pero la deuda soberana en la periferia amenaza con anegar esa perspectiva favorable, y queda mucho por hacer para asegurar una unión monetaria fuerte y dinámica», ha dicho el FMI en un informe sobre los 17 países que utilizan el euro.

Y ya centrado en los países periféricos, el informe concluye que se enfrentan a “un reto de enormes proporciones, con altos niveles de deuda, serios problemas de competitividad y frágiles sistemas bancarios». La única recta para salir, que el FMI califica de “prerrequisito” es una “política fuerte por parte de las autoridades nacionales”, es una “verdadera  aproximación a la cohesión de todas las partes interesadas de la zona euro».

Ante la delicada situación de las economías periféricas, que para el FMI supone una amenaza de contagio para el resto de los país de la eurozona y “más allá”, el organismo internacional piden a estos países adoptar “medidas decisivas” a fin de eliminar las tensiones de los mercados, cuestión esta vital, si bien también es “crucial” que los países afectados incluyan “de manera inmediata” reformas estructurales “de amplio alcance y ambiciosas medidas de apertura económica”.

Lejos de ambigüedades y debates “estériles” como la reestructuración de la deuda, el FMI concreta el camino de las reformas: privatizaciones y mantener el apoyo financiero de otros países de la zona euro “si fuese necesario”.  A ello agrega la importancia de aplicar “con rapidez” el incremento del alcance del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y ampliar sus “potenciales usos”, una señal inequívoca para el mercado de que “se hará todo lo que sea necesario para salvaguardar la estabilidad” en la zona euro.

El director gerente en funciones del FMI, John Lipsky, trató de atenuar las serias advertencias, diciendo que un eventual contagio tiene consecuencias “relativamente pequeñas”, dado que se trata de economías muy pequeñas, aunque puso el dedo en el problema de los estados periféricos: su sistema financiero, o lo que es lo mismo, la crisis se notará en el resto del mundo si la situación afecta al “corazón de la banca europea”. Por tanto, la preocupación de Lipsky se centra en cómo se sanea el sistema financiero, porque de no lograrse “sigue siendo un riesgo y requiere toda la atención para evitar un contagio al centro y al resto del mundo, concluyó.

Casualmente estas afirmaciones se producen cuando el  el Banco de Alemania, el Bundesbank, confirnmaba que es “probable” que la economía germana no logre mantener en el segundo trimestre de este ejercicio el “espléndido” ritmo de crecimiento del primer trimestre (1,5%), ya que el crecimiento será “más débil”. No obstante, el “Buba” descarta que se trata de un enfriamiento y, por tanto, mantiene sus previsiones de crecimiento para todo el año del 3,1%, cinco décimas menos que el año anterior, aunque para 2012 espera un 1,8% de incremento del PIB.

Así las cosas, los mercados no han acogido favorablemente el aplazamiento de Bruselas al 3 de julio para decir el segundo rescate a Grecia. Es el plazo que se le da al Gobierno griego para acabar de una vez por todas con su crisis política, y que el próximo 28 de junio logre en el parlamento heleno los votos necesarios para que Yorgos Papandreu pueda poner en marcha su nuevo plan de ajuste, en el que está previsto el mayor proceso de privatizaciones del país, un recorte del gasto público mucho más drástico, que afectara a pensiones y despidos en la Administración y, por último, una subida de impuestos. De lograr esos tres objetivos, los Diecisiete votarán a favor de su segundo rescate, en que el participará la banca privada de forma voluntaria.

Este lunes sobrevolaban sobre los dirigentes comunitarios los “indignados” de Grecia y España, además de otras capitales europeas ante su descontento por tanto recorte. Por este motivo, el presidente de la eurozona, Jean-Claude Juncker ha empezado a meter prisas a todos para que realicen sus reformas cuanto antes, por el “desánimo” que se está extendiendo entre los ciudadanos con tantos recortes.

El “hartazgo” ciudadano

Este lunes en Luxemburgo se asumía el “hartazgo” de los ciudadanos europeos, y se reconocía que “los sacrificios han sido enormes”, afirmaba la comisaria de Asuntos Económicos, Olli Rehn, quien no obstante dejó la pelota en el tejado heleno: “Grecia tiene la palabra”, dijo con rotundidad, mientras confirmaba al mismo tiempo que el país heleno solo tiene ese camino si quiere evitar la bancarrota. Y para todos los que tienen problemas parecidos, también la única vía es la austeridad.

Ante tantos ultimátum y advertencias, los mercados han vuelto este lunes a la carga, abriéndose a la baja todas las bolsas, mientras el riesgo país de los países periféricos volvía a subir (el español hasta los 270 puntos básicos), aunque a lo largo del día la tensión fue cediendo ya que en el caso español, finalmente se constató que no era el mismo caso que el griego, porque es sólo en Grecia donde este martes Papandreu tendrá que afrontar una moción de confianza, y una semana después deberán votarse por todos los partidos el nuevo plan de ajuste. También es Grecia la que necesita un segundo plan de rescate y más que imperiosamente 12.000 millones de euros para afrontar sus vencimientos.

Mientras tanto, a primera hora de la jornada, las bolsas del Viejo Continente registraban fuertes pérdidas (el Ibex llegó a perder hasta un 2%), si bien el “castigo” se fue moderando hasta acabar con unas pérdidas del 0,96%, logrando quedar por encima del listón de los 10.000 puntos.

Por lo que respecta a la prima de riesgo país, España moderó su repunte matutino (alcanzó los 270 puntos básicos) por la tarde hasta cerrar en los 263 puntos.

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