El color de la piel influye en las lesiones dermatológicas

22/06/2011

José Mª Fernández-Rúa.

Los dermatólogos españoles están considerados desde hace tiempo como profesionales de excelencia en su especialidad y, muchos de ellos, tienen una reconocida fama mundial como es el profesor Francisco Camacho que ha creado escuela en Andalucía. Este acreditado experto, catedrático de Dermatología en la Universidad de Sevilla, tuvo de paciente, en agosto de 2010, a la hija del presidente de Estados Unidos que se desplazó hasta un hotel próximo a Marbella en compañía de su madre, Michele Obama. Los especialistas estadounidenses recomendaron al profesor Camacho como el “mejor entre los mejores del mundo” para llevar a cabo una segunda opinión a una de las dos hijas del presidente Obama.

Esto que acabo de relatar es un secreto a voces en la comunidad científica y revela cómo un médico español puede llegar a alcanzar la cima en su especialidad por su conocimiento, en este caso más complicado, de disfunciones en un tipo de piel diferente a la caucásica; en este caso piel negra. Todo esto viene a colación del primer atlas visual sobre esta especialidad biomédica en pacientes de piel negra, que es continuación de un libro sobre el mismo tema, que ha visto la luz gracias a la financiación de Ferrer.

Se trata de un atlas de dermatología centrado en aquellas claves diagnósticas y peculiaridades propias de la piel negra, cuyo objetivo es proporcionar una ayuda eminentemente visual y práctica en la asistencia dermatológica diaria de estos pacientes. Ilustra las múltiples manifestaciones que la patología cutánea muestra en pacientes de piel negra, atendidos en nuestro país o en el Continente africano.

Para muchos dermatólogos era un reto documentarse sobre las diferentes patologías cutáneas asociadas a la piel negra y, por tanto, existía una gran dificultad a la hora de establecer un diagnóstico clínico, que se puede hacer extensible a asiáticos, orientales y árabes. Como recuerda el doctora Gemma Martín, del hospital del Mar, en Barcelona, que ha participado en la elaboración de esta obra, hay que tener en cuenta que, en los pacientes de piel negra, se modifica y amplía el espectro de enfermedades dermatológicas. Así, existen tipos especiales de alopecia, formas más severas de acné, trastornos frecuentes en la cicatrización de las heridas y alteraciones de la pigmentación que precisan de un diagnóstico y tratamiento adecuado. Otras enfermedades cutáneas como el melanoma, aunque menos frecuentes que en los pacientes de piel blanca, presentan generalmente un peor pronóstico, por lo que es fundamental realizar un diagnóstico y tratamiento precoz.

El coordinador de este atlas, doctor Ramón Naranjo, jefe del Servicio de Dermatología del hospital San Cecilio de Granada y coordinador, recuerda que el diagnóstico dermatológico es inminentemente visual y se basa en el reconocimiento de una serie de lesiones elementales asociadas a datos morfológicos como tamaño, color, distribución, localización, etc. Por ello, la importancia de este atlas se basa, en su

opinión, en el reconocimiento de una serie de lesiones elementales asociadas a datos morfológicos como tamaño, color, distribución, localización, entre otras. Las peculiares características de la piel negra determinan una modificación en la semiología de las lesiones cutáneas; por ejemplo, el color rojo del eritema o el de las lesiones purpúricas será difícil de interpretar, mientras que las diferencias en el grosor de la epidermis pueden hacer que las lesiones presenten un aspecto más hiperqueratósico.

Llegados a este punto hay que subrayar que la estructura del atlas se configuró con el desarrollo de determinados procesos centrándose en el apartado de claves diagnósticas. Un primer bloque de características fisiológicas y patrones histológicos e inmunológicos. Después se eligieron aquellas dermatosis que por su frecuencia pensábamos que el Dermatólogo debía de tener presente y que podrían tener unas diferencias morfológicas en su presentación con relación a los pacientes de raza blanca.

Otro conjunto se relacionaba con los procesos infecciosos de importancia vital, tanto por ser autóctonos como aquellos que se pueden adquirir los viajeros, como la úlcera de Buruli y las dermatosis parasitarias sin olvidar la lepra que aunque está en franco retroceso en España se siguen diagnosticando pacientes de África e Iberoamérica. Finalmente, otro bloque correspondía a patología tumoral con especial referencia al melanoma, aunque poco frecuente de difícil diagnóstico en raza negra, al tiempo que se recogieron algunos capítulos de patología autoinmunitaria, con mínima diferencia respecto a la raza blanca, salvo algunas características de las lesiones, el eritema es menos frecuente y hay más hiperqueratosis.

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