Adelante con el Presupuesto

26/04/2018

Luis Díez.

El pleno del Congreso ha rechazado las seis enmiendas de devolución de los Presupuestos Generales del Estado para este año, lo que equivale a una nueva bombona de oxígeno líquido para el Gobierno del PP hasta el final de la legislatura. Mariano Rajoy ha pagado con tarjeta de crédito el peaje naranja para seguir adelante. Albert Ribera no sólo le pidió un aumento de los sueldos de los policías y guardias civiles, sino también el compromiso de quitar de en medio a la rubia de la curva antes de levantar la barrera. Rajoy pasó la barba por el mentón de la cariacontecida Cristina Cifuentes en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (nada que ver con la Rey Juan Carlos), pero se ve que ella no entendió el mensaje o se resistió a cumplirlo y al final tuvo que mandarle un recado en vídeo por el canal del CNI. El otro peaje, el del PNV, no se ha circunscrito al famoso «cuponazo» que tanto enojó a Rivera (ese hombre de Estado), sino que se ha concretado en el compromiso de aumentar la paga de los pensionistas el 1,5% este año y actualizarla conforma al índice de precios al consumo hasta el 2022, como si la legislatura no terminara en el veinte.

De la defensa de las enmiendas de totalidad vale decir que el ministro Cristobal Montoro no tuvo que emplearse a fondo contra los «comunistas» Alberto Garzón y Miguel Anxo Fernández. Frente a las demandas sociales de Podemos, el profesor Montoro empleó la ironía de quien no puede negar la abusiva transferencia de las rentas del trabajo a las del capital y, amén de echar en falta la intervención de Pablo Iglesias, de quien dijo que todavía debe estar estudiando teoría económica y fiscal, subrayó que los ayuntamientos gobernados por Podemos tienen superávit porque están cumpliendo la regla de gasto, es decir, gracias al Gobierno. «Pero además –aseguró–, Madrid ya lo tenía antes, un superávit de mil millones». La argumentación de Montoro, válida también para el socialista Pedro Saura, consistió en una sucesión de preguntas retóricas, a cual más envenenada: «¿No están de acuerdo en que se suban las pensiones? ¿No están de acuerdo en la mejora de las pensiones? ¿Les parece mal que se aumente el salario de los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado?».

El profesor Montoro, que terminó afónico la jornada del miércoles, auguró «la bajada del populismo» como consecuencia de la recuperación económica. «Ustedes –dijo a los de Podemos–son un producto de la crisis, pero vamos saliendo, y la primera consecuencia es su descenso político y social». Alardeó además de que la propalada precariedad en el empleo no es tal, pues el 67% de los contratos, según la EPA, son de empleo fijo. «Del medio millón de nuevos puestos de trabajo el año pasado, 360.000 fueron contratos fijos», afirmó. Garzón le replicó con una frase de Carlos Marx, según la cual, los Presupuestos deberían contribuir a «salir del reino de la necesidad para entrar en el de la libertad». Pero Montoro siguió repartiendo estopa: «Ustedes representan unas ideas y un modelo fracasado». «¿Dónde quedó el asalto a los cielos del señor Iglesias? ¿Qué ocurrió con sus auditorías de la deuda odiosa?»

Más sólida y pegada al terreno fue la argumentación del socialista Saura, quien consideró viable el reparto de 8.000 millones de euros (reasignación presupuestaria) para ayudar a las familias e incentivar la productividad y la I+D+i sin romper el equilibrio fiscal, aunque exigiendo a las grandes corporaciones el 15% mínimo de los beneficios y al uno por cien de la población más acaudalada una mayor aportación fiscal. Montoro no pudo rebatir la propuesta sobre una verdadera redistribución de los beneficios de la recuperación económica ni negar el desfase entre el crecimiento económico nominal del 4,3% y el reparto social, que apenas llega al 2,8%. Tampoco pudo rebatir la pérdida salarial del 10% en los cinco últimos años, aunque eso sí, alardeó del desapalancamiento (autoinversión) de 400.000 millones de euros. Tampoco una reforma fiscal que ha beneficiado en 14.000 millones de euros a las rentas empresariales y personales más altas. Pero cifró su triunfo en el elemento político: la ausencia de Pedro Sánchez. «Hace dos años le dije que no seguiría en su escaño. ¿Quién acertó?», le espetó a Saura. Luego se alegró de que el PSOE siga en la oposición, que es donde debe estar. Saura le replicó que no se preocupe, que Sánchez llegará al banco azul y será presidente del Gobierno. Pedro Quevedo, de Nueva Canaria, se mostró dispuesto a negociar mejoras en el precio de los viajes con Canarias (la conectividad) para dar su voto a las cuentas del reino. Con el PNV en el redil y el diputado 176 en el bote, Rajoy respirará agusto.

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