Las suculentas comisiones de las Comisiones

04/05/2018

José María Triper.

“Si quieres solucionar un problema nombra un responsable pero si quieres que el problema perdure nombra una comisión”. Esta frase, atribuida a Napoleón, es uno de los aforismos que se ha venido utilizando asiduamente en el argot parlamentario para describir la inutilidad de las comisiones de investigación que, a lo largo de nuestros cuarenta años de democracia constitucional se ha demostrado no han servido para nada en la mayoría de los casos porque normalmente no se constituyen con el objetivo de conocer la verdad sino para emponzoñar y tratar de destruir al adversario político.

Citemos a modo de ejemplo las de Filesa o los GAL en los gobiernos de Felipe González, las de los atentados del 11-M, la de la crisis financiera, o las más recientes sobre Púnica, Gürtel o Bankia, en las legislaturas de Rajoy. Y, si repasamos el resultado de todas ellas, las que acabaron, o de las que están todavía en marcha pero se intuye, vemos que al final sólo sirvieron para una escenificación política, acusaciones y declaraciones altisonantes de cara a los medios de comunicación y a los electores.

Bueno, al menos eso era lo que creíamos. Porque ahora nos hemos enterado que también sirven para engordar los bolsillos de sus señorías. Resulta que en los poco más de 22 meses que llevamos de la actual legislatura, todavía prácticamente, tenemos en activo un total de 41 comisiones. Un récord absoluto en la historia de nuestra democracia y que supera ampliamente a las 31 comisiones que se constituyeron en los seis años anteriores, amenazando, como reconocen algunas de sus señorías, con cortocircuitar la Cámara.

Afán de trabajo y productividad dirán algunos. Sí; pero también suculentos beneficios económicos para los señores diputados miembros de cada una de esas comisiones, si tenemos en cuenta que como recordaba recientemente un diario nacional cada presidente de Comisión percibe 1.445,62 euros al mes de complemento. Los dos vicepresidentes 1.056,94 euros. Los dos secretarios 704,63 euros. Mientras que cada uno de los siete portavoces que tiene cada Comisión se embolsan 1.056,94 euros. Cantidades que se suman a los 2.842 euros de sueldo mensual que tiene cada diputado.

Y en esto no hay distinción entre la nueva y la vieja política. A esto se apuntan todos y cobran todo, populares, socialistas y, sobre todo Ciudadanos y Podemos, muy activos ellos no para conseguir resultados o esclarecer asunto presuntamente turbios sino para obtener “flashes en la Cámara” como dice el diputado del PNV, Mikel Legarda; y para acrecentar significativamente sus emolumentos, añado yo. En total 500.000 euros al mes para los diputados, y sólo en el Congreso, que si añadimos el Senado y los parlamentos autonómicos el negocio de las Comisiones puede alcanzar cifras descaradas. Pues eso, a comisionar que son dos días.

 

 

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