No hay como escuchar a Ignacio Cabello, bartender de Schweppes (también se le puede encontrar en el Gin Club de Jorge Juan 92), en las catas de gintonic que la multinacional organiza todos los jueves de mayo en el Museo Chicote de Madrid, para darse cuenta de que los pequeños detalles son la clave del éxito.

Para lograr un buen tonic, hay que llenar completamente de hielo la copa de balón. Y remover con la cuchara mezcladora hasta que la copa se empañe. Luego, utilizar el desaguador para quitar el líquido acumulado al fondo.

Llega el momento de decidir qué ginebra utilizar para el gintonic. Hay tres tipos:

1.-gin, puro

2.-london dry: se han utilizado enebros en la última destilación

y 3.-destiled: sin enebros

En la cata organizada el 17 de mayo, Schweppes ofreció el Martin Miller’s, Beefeater 24, y Larios Rosé. Se pudo comprobar que no hay problema alguno en encadenar gintonic de varios tipos (en mi caso, un Martin Miller’s y un Beefeater 24, todo un descubrimiento).

Se introducen 5 centilitros de ginebra en la copa de balón, más 20 cl de tónica, a elegir entre la clásica, la premium mixes, o la matcha.

Ignacio Cabello deja muy claro que hay que echar la tónica con la cuchara para no romper las burbujas. Y no remover luego, sino dar un pase con la cuchara, precisamente para no romper las burbujas.

El detalle final, aromatizar con cáscara de lima, limón y/o de naranja. Este bartender recomienda no introducir más de dos botánicos (lima y naranja, limón y naranja), o utilizar solamente uno, para potenciar el sabor de la ginebra mezclada con la tónica.

El resultado: una sensación de frescura inolvidable. El gintonic ha triunfado, gracias a los pequeños detalles.