
Raúl Torres y Raúl Verdú, creadores de PLD Space.
Hace seis años, dos jóvenes ingenieros recién salidos de la universidad, y sin ninguna experiencia previa, soñaron en lo que parece una misión imposible en España: construir un pequeño cohete espacial para poner minisatélites en órbita. Misión imposible, porque se trata de un proyecto industrial caro y arriesgado para posibles inversores, además en un país donde este tipo de iniciativas se mira con especial desconfianza.
Pero Raúl Torres y Raúl Verdú crearon en 2012 PLD Space, compañía de lanzadores espaciales de bajo coste para los mercados suborbitales y orbitales. Una startup pionera en Europa, que nació, no en un garaje (como reza la leyenda de Microsoft), pero sí en una sala de apenas 9 metros cuadrados en la Universidad Miguel Hernández de Elch.
Ahora cuenta con 20 trabajadores y unas instalaciones de 3.000 m2, además de un banco de pruebas en el aeródromo de Teruel.
Punto de partida
El mercado de los satélites espaciales ha evolucionado espectacularmente. Gracias a la miniaturización de la electrónica, satélites que antes tenían el tamaño de un autobús hoy caben en el maletero de un coche o incluso en la palma de una mano. Sin embargo, los cohetes que lanzan estos satélites no han cambiado, y para poner en órbita un satélite del tamaño de una silla se sigue utilizando un cohete de una altura de veinte plantas. Por eso Raúl Torres y Raúl Verdú empezaron a darle vueltas a la idea de desarrollar un lanzador-cohete mucho más pequeño, mucho más barato y mucho más rentable.
Vieron que el futuro de la aeronáutica espacial estaba en esos pequeños cohetes, un negocio que no era rentable para las grandes empresas del sector (175 millones de dólares por cohete frente a 5 millones). Ese tipo de proyectos sólo podía realizarlos una empresa pequeña; y había negocio, porque el 70% del mercado actual lo componen pequeños satélites, y estaba prácticamente inédito en Europa.
El primer paso era el más difícil: conseguir financiación. El Centro de Desarrollo Tecnológico Industrial (Cedeti) les ofreció 250.000 euros con la condición de conseguir por sus medios otros 750.000 euros. El proyecto de PLD Space convenció a muchos pequeños inversores privados. Ese primer millón de euros permitió desarrollar una tecnología de propulsión líquida de queroseno más oxígeno líquido (kerolox), que nunca antes se había hecho en España y que sólo habían desarrollado gigantes como Airbus y Rolls Royce. Y al mismo tiempo tenían que desarrollar las instalaciones para probar esos motores de combustión líquida, que por supuesto tampoco existían. Un banco de pruebas que instalaron en el aeródromo de Teruel.
PLD Space se convierte así, partiendo de cero, en la primera startup en Europa que trabaja con propulsión líquida para lanzar satélites al espacio. Un sistema muy complejo que combina oxígeno líquido a 185 grados bajo cero y queroseno a temperatura ambiente. La Agencia Espacial Alemana (DLR) se convierte en su primer cliente, lo que facilita que PLD Space logre un segundo soporte institucional, nuevamente a través de Cedeti.
El Gobierno español aprueba el proyecto Tecnología Española de Propulsión Reutilizable Espacial para Lanzadores (Teprel), que más tarde desembocará en el cohete Arion 1. Luego llega el apoyo de la Agencia Espacial Europea (ESA), para desarrollar tecnologías de sistemas de lanzamiento reutilizables. En aquel momento son sólo seis personas en la empresa. En enero de 2017 firman un acuerdo con GMV, una de las compañías más importantes de Europa en el desarrollo de software para satélites y lanzadores, que se convierte en accionista de PLD Space.
Cohete reutilizable
Comienza así la segunda parte del sueño: el proyecto Liquid Propulsion Space Recovery LPSR), lanzar un cohete al espacio, recuperarlo y reutilizarlo. En Europa sólo existía esa experiencia en cohetes con combustible sólido, de modo que una vez más PLD Space es la pionera. En mayo de 2017 alcanzan ya los 20 empleados y en julio desarrollan la tercera generación de su motor Teprel, última versión de calificación para el Arion 1.
Un microcohete con una capacidad de carga de unos 100 kilos, que volará hasta los 250 kilómetros de altura para probar tecnología en condiciones espaciales y, una vez cumplida su misión, regresará a la Tierra. Su lanzamiento está previsto para marzo de 2019 y será el primer cohete europeo reutilizable. Luego llegará el Arion 2, que será el primer lanzador europeo en poner en órbita pequeños satélites (hasta 250 kg de carga, a una altura de 500 km).
Lo que más llama la atención es que esa tecnología sea ‘made in Spain’, que se haya logrado con un equipo tan reducido, con recursos tan limitados y en tiempo récord (seis meses). PLD Space maneja internamente el proceso completo, desde la ingeniería y el cálculo hasta el control de la fabricación y los ensayos.
Eso sí, han contado con el apoyo de la tecnología de simulación de Ansysen casi todas las etapas del proceso. PLD Space también se ha beneficiado del Programa Startup de ANSYS, una iniciativa pensada para que los emprendedores puedan tener acceso total a sus diferentes soluciones de simulación y ayudarles así a crecer de una manera más rápida y a un coste asumible, especialmente en las primeras etapas del negocio.
Los fundadores de PLD Space creen que el futuro de la industria espacial seguirá en manos de EEUU, sin perder de vista a China, que en 2011 lanzó su primera estación espacial. Europa lanzará en 2020 la lanzadera espacial Ariane 6, de tipo mediano pesado (70 m), un cohete de combustible líquido con cohetes aceleradores sólidos. El mercado de microlanzadores seguirá subiendo sin parar, y es ahí donde PLD Space puede convertirse en el gran líder europeo.
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