Descubriendo nuevos destinos: Uzbekistán

28/05/2018

Carmela Díaz.

Outer gate of the tomb of Tamerlane.

Fue un camino imprescindible en la legendaria Ruta de la Seda, encrucijada de culturas, comercio y sabiduría. Uzbekistán, es cuna cultural de Asia central desde hace más de dos mil años y atesora numerosos tesoros, arquitectura milenaria y ciudades presididas por cúpulas de color azul turquesa. Además, ¿quién no ha fantaseado con escaparse a Samarcanda? Desde España ahora lo tenemos más fácil con el nuevo programa a este destino que nos presenta Luxotour.

Los atractivos de este país que posee unas tradiciones casi inalteradas por la cultura occidental, son incalculables. A lo largo de este nuevo circuito se visitan los destinos más emblemáticos de este país de Asia Central, con auténticas joyas arquitectónicas, entre las que destacan impresionantes palacios y mezquitas de enormes minaretes adornados con azulejos. En la capital, Tashkent, se puede recorrer la parte antigua a través de Khasti Imon; las madrasas Barak Kan, Kafal Shohi y Kulaldosh; Abdulkasim; la biblioteca, importante por acoger el Corán de Usman; el mercado oriental de Chorsu; el museo de las Artes Aplicadas; y las plazas de Independencia y Eternidad, o la ópera y el ballet entre otros.

También resulta imprescindible conocer una de las ciudades oasis más remotas y genuinas de la Ruta de la Seda, Khiva, en la que el viajero descubre la antigua ciudad amurallada de Ichan-Kala –declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO–, el palacio ToshKhovli, Alloquli Khan, el minarete de Kalta Minor, la medersa Mohammad-Amin-Khan & Kalta Minor, el palacio complejo Kuhna Ark y la medersa Mohammed Rakhim Khan.

El siguiente destino imperdible es Bukhara, donde deslumbra la visita al mausoleo de los Samani; el manantial santo Chashamai Ayub; la mezquita Bolo Hauz; la ciudadela Ark; el minarete Kalyan; las madrasas Miri Arab, Ulughberk y Abdullazizkan; las cúpulas Toki Zargaron y Toki Sarafon; y el complejo arquitectónico Lyabi Hauz. Después, en la pequeña ciudad de Shakhrisabz, con un centro histórico también reconocido como Patrimonio de la Humanidad por sus monumentos de la dinastía Timurid, es aconsejable dirigirse hacia las ruinas del Palacio Ak-Saray y los complejos Dor-ut Saodat y Dor-ut Tillovat.

Por último, se alcanza el destino mítico, Samarcanda. Solamente el sonido de su nombre ya resulta evocador en la memoria colectiva. Aunque cuando lo pisas te das cuenta de que quizá Bukhara y Khiva son ciudades más parecidas a lo que esperamos de aquellos parajes, de los entornos de las mil y una noches. Sin embargo, las monumentales edificaciones de Samarcanda son incomparables. No hay que dejar que caminar entre los recovecos de sus calles y visitar las madrasas Ulugh Beg, Shir-Dor y Tilla-Kori; el mausoleo Guri Emir; la mezquita Bibi-Khonum; el bazar Siab; el museo de la ciudad antigua Afrosiyab; el observatorio Ulughbek; y el complejo arquitectónico Shakhi-Zinda.

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