Fin de semana en Terra Mítica

12/06/2018

Carmen Duerto.

Benidorm fue la primera localidad española en permitir el uso del bikini en sus playas, era 1970. Desde entonces se ha desarrollado tanto que hasta le han “salido” pirámides y un Peloponeso casi entero en las faldas de su sierra del Finestrat. Esas replicas del mundo clásico mediterráneo, en piedra y a escala de los originales, se encuentran en Terra Mítica. En lo que antes fue una cantera, de la que salió la piedra que permitió convertir una idílica playa de la Costa Blanca, en un cinturón de cemento vertical, ahora se concentra un mundo de emociones y diversión.

Allí, en la falda de la montaña y con vistas al “skyline”, esa línea del cielo del Benidorm que nunca duerme, se encuentra un parque temático que recrea los monumentos clásicos de las antiguas civilizaciones griega, romana y egipcia. Es tal la exactitud de algunas de sus replicas, que los encargados de pintar los jeroglíficos de algunas de sus pirámides, fueron egiptólogos que hicieron copias exactas de los originales, de ahí que se hayan grabado algunas escenas de películas en el complejo recreativo. El parque ocupa unos 900.000 metros cuadrados dedicados a la diversión que también incluye un hotel de cuatro y cinco estrellas, el Grand Luxor Hotel. Curiosamente el edificio alberga las dos categorías de hotel, pero con entradas diferentes.

La llegada a Terra Mítica es fácil, por avión y por tren hasta Alicante y desde allí un servicio de recogida se encarga del traslado hasta el complejo. En coche la autopista AP-7 cuenta con una salida directa a Terra Mítica. Una vez en las instalaciones lo mejor es aparcar el coche y olvidarse de él durante 48 horas. El hotel Grand Luxor, dispone de todo lo necesario para no tener que salir de esa hectárea de terreno y por contar, cuenta con saunas, circuito de chorros en su spa y como han pensado en todo lo que sea facilitar la diversión, ofrecen hasta un tratamiento para piernas cansadas después de una jornada intensa de atracciones en el parque.

La experiencia de alojarse en un hotel donde todas las personas están predispuestas a ser felices y a divertirse, es como vivir en el cráter de un volcán de buenas vibraciones, las buenas vibraciones se contagian. Aún así, hay que tomar fuerzas con un desayuno orgánico en el buffet del hotel, animado por los buenos días que nos dan los muñecos del parque. A eso de las once de la mañana accedemos a Terra Mítica andando. Allí 30 atracciones nos esperan.

Las hay prohibidas para cardíacos, como El vuelo del Feníx, Synkope o el Inferno y también para pasear a Miss Daisy, como el Laberinto del Minotauro, Alucinakis o Ícaros, dicen, que en días despejados, se ve desde la altura que suben las sillas voladoras, hasta Palma de Mallorca, pero sobre todo es un lugar donde las familias lo pasan genial y los niños experimentan que hay vida más allá de las maquinitas y los videojuegos, no les da tiempo a consultar con sus pantallas con tanta atracción en la que subirse. Aunque si echan de menos las pantallitas pueden entrar en el templo de Kinetos y vivir la emoción del cine en 5D, con los cinco sentidos al cien por cien porque te mojas, sientes el viento, hueles a mar, notas cosas a tu alrededor y experimentas con los cinco sentidos lo que las imágenes proyectan.

Y para reponer fuerzas y seguir con la dura tarea de recorrer Egipto, Grecia o Roma en un día gracias a la diferentes atracciones, es aconsejable sentarse a comer una exquisita paella con bogavante en Vía Apia y luego, disfrutar del espectacular “Reditum” en el Circo Máximo donde, en vez de combates a muerte, uno asiste a un espectáculo propio del Circo del Sol recreado con video mapping, acrobacias de verdaderos atletas y mágicos juegos de luces. Algo que en verdad sorprende por la impecable puesta en escena.

El fin de semana perfecto se podría completar con una visita a Mundomar Benidorm, donde viven animales como leones marinos, cotorritas, papagayos o  lémures, estos últimos, junto a los delfines son las estrellas del parque porque se puede interactuar con ellos siempre que se les respete. Un lugar concebido también para cuidar y proteger a los animales que allí se encuentran y en el que incluso se aplican terapias para mejorar la calidad de vida de niños con síndrome de Down o autismo, gracias a los programas que la propia fundación del parque tiene a disposición de las personas que lo requieren y, cuando la familia no dispone de los recursos económicos, ellos costean la estancia del niño y su tutor en el hotel Grand Luxor así como el tratamiento con los terapeutas.

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