El argumento de «La coleta de Disney» (la Kermesse Heroica, 158 páginas), la última obra del filólogo, periodista y poeta Antonio M. Figueras se las trae: una novia de la primera juventud de Pablo Iglesias acude un detective de medio pelo porque asegura que el líder de Podemos no es el que ella conoció, sino otra.

La cita con la que abre la novela, «Más humanos que los humanos», el lema de Tyrell Corporation, la compañís que fabfrica los replicantes de la película «Blade Runner» (basada en la obra «¿Sueñan los androides con ovejas eléctrivcas?», de Philip K. Dick), es toda una declaración de intenciones.

Agustín Sastre es un detective que coquetea no con el fracaso, sino con la mediocridad, que recibe un insólito encargo de una mujer, Marta Ramos, que asegura haber sido novia de Pablo Iglesias, el líder de Podemos, en sus primeros años universitarios. «Fue mi pequeño gran amor», que no prosperó porque «yo era una pánfila y su grupo un conjunto de conspiradores».

«Lo nuestro fue breve pero intenso. Le conocí bien. Por eso puedo afirmar, y eres la única persona a la que se lo he dicho, que el líder que ahora vemos por los platós de televisióny los mítines no es la misma persona», cuenta. «Este hombre que pretende asaltar los cielos y llegar a presidente es un impostor. Y quiero saber qué ha pasado con el muchacho que conocí», reclama al detective.

Con estos mimbres, Antonio M. Figueras hace un disparatado retrato de la política en la época de la posverdad. De paso, retrata un Madrid «donde los pasajes de la memoria muestran que la cosa iba en serio».

Con pocas ganas y aún menos recursos, Sastre, «hombre de poca fe, solo está convencido de que la izquierda en España necesita resetearse», realiza sus primeras investigaciones. Mientras tanto, conocemos su vida: divorciado al que su mujer pasa una pensión a cambio de mantenerse totalmente alejado de su hijo, víctima propiciatoria de un expediente de regulación de empleo (ERE) en una agencia de detectives y también de un desahucio, y una interminable relación de adicciones.

«La coleta de Disney» narra, con un gran sentido del humor y de la ironía y con una magistral gestión del disparate en la que no deja muchos títeres con cabeza, cómo el detective va descubriendo que algo huele a podrido en la política española, y que sus pesquisas están provocando nervios en las altas esferas del Reino.

En el sorprendente final de la novela, el supuesto o presunto líder de Podemos presume «de la multiplicidad de mi persona». Claro que puede ser «un clon que no sabe que lo es». Lo único cierto es que la trama politica tiene el tamaño de un agujeron negro, en el que nada ni nadie es lo que parece.