El Rey tiene en su agenda dos visitas a Catalunya. La primera, aún no confirmada, el día 22 en la inauguración de los Juegos del Mediterráneo, después, los días 28-29 en la entrega de premios Princesa de Girona.

Las tres últimas visitas del monarca a Catalunya no fueron precisamente placenteras. En la macromanifestación por los atentados de Les Rambles fue abucheado y las protestas también presidieron su presencia en la inauguración del Mobile el pasado febrero. Finalmente el pasado mes de abril, con una ciudad policialmente tomada, presidió en una visita de médico los actos protocolarios de la entrega de los despachos a los nuevos jueces.

Si el acto de Tarragona está sin cerrar, la entrega de premios en Girona -ciudad en la que el monarca está declarado persona non grata- el Ayuntamiento gerundense no le ha cedido ningún recinto municipal y han tenido que ser los hermanos Roca quienes les acogieran en su finca en el pueblo de Vilablareix, ante la oposición del alcalde de la ciudad, el republicano David Mascort, quien aseguró que “no podemos aceptar de ninguna manera que una entidad que representa los que nos pegan, nos encarcelan o nos hacen irnos del país, venga a montar fiestecillas a Vilabrareix”.

Al día siguiente los actos de estos premios están previstos que se trasladen a Caldes de Malavella y esto tampoco a gustado a su ayuntamiento que en un comunicado aseguró que “el Rey no es bienvenido, no olvidamos el discurso indigno que hizo el 3 de octubre”.

Esta es la situación que de bien seguro se saldará, una vez más, con un importante despliegue policial. Se podrá decir que Felipe VI ha estado en Catalunya, pero no que haya estado con los catalanes.

La situación en un país normal sería grave, pero aquí parece que hay quien gusta de echar más leña al fuego, y no son precisamente los independentistas.