El príncipe de Salinas -en El Gatopardo- pronunció la frase que es todo un manifiesto que reza “que todo cambie para que todo siga igual”. Esta es la sensación que uno tiene ante el proceso electoral que vive este momento el Partido Popular,

Unos piden confluir e integrar candidaturas mientas otros plantean un “pacto de perdedores” mientras las voces de “unidad” se alzan entre quienes temen que se les acabe el invento.

Si el PP vive la actual crisis que provoca la deserción de buena parte de su electorado requiere un cambio profundo que lo sitúe en un espacio político claro y con una clara reformulación de su programa. Ello implica también una renovación de personas que están más que amortizadas y que en buena parte son la causa de sus problemas.

Los populares vivieron su época de gloria cuando -tras el fracaso de la operación Hernández Mancha- un joven madrileño optó por la presidencia del partido arrinconando viejas propuestas que situaban a algunos en una cómoda oposición sin más apetencias y mostró su firme voluntad de gobernar España. Para ello se abrió al espacio de centro (teniendo en cuenta que nadie le disputaba los votos por la extrema derecha) y revolucionó los cargos del partido. Lo consiguió y tras pactar con CDC en el hotel Majéstic, cuatro años después logró más de diez millones de votos. Con esta mayoría absoluta le llevó al inicio de la decadencia de la formación.

Hoy parece que los dos posibles futuros presidentes del partido parece que han iniciado una carrera para ver quien se sitúa más a la extrema derecha ante el temor que tienen de perder votos en beneficio de Ciudadanos. Yo no sé si este es el espacio que ha de ocupar el PP, pero me temo que si sigue transitando por este camino tendrá que esperar mucho tiempo para volver a La Moncloa, a no ser que las actuales primarias no sean otra cosa que la transición que representó en su día Hernández Mancha antes de que Aznar convulsionara positivamene -para sus intereses- el partido con su refundación (por cierto, con el lema “nosotros tenemos las manos limpias).