Periodista contra periodistas

27/07/2018

Luis Picabia. Steve Harley, que se enfrentó a sus antiguos colegas, reedita sus dos primeras obras.

Harley frente al mundo

Reeditado “The Human Menagerie”

Steve Harley, uno de los artistas más sensitivos, inteligentes, rebeldes e intuitivos del pop rock, comenzó su carrera musical siendo periodista. Escribió para los medios que cortaban el bacalao en el rock a principios de los 70, como “Sounds” o “Melody Marker”. Y cuando se pasó al otro lado, publicó el extraordinario disco “The Human Menagerie”. Ahora reeditado junto al segundo “The Psychomodo”

La confianza en su obra, su vanidad y su heterodoxia le enfrascaron con los antiguos colegas en una batalla desigual. Mala elección que trajo como resultado que vapulearan sus dos primeras obras maestras al frente de Cokney Rebel. “The Human Menagerie” supo refrescar los planteamientos más atrabiliarios del glam rock y los convirtió en pop ligero, saltarín, pulcro, y cargado de atmósferas e inteligencia.

Había configurado el glam-pop y prefigurado la new wave. Así, la encantadora miniatura “Chameleon” o “Hideway” o “Lorettas´Tale”, salteadas por intermedios épicos, “Sebastian” y “Death Trip” y sus cautivadores coros rusos. Todo ello generó un álbum insuperable…o que parecía insuperable. Un año después fue mejorado por otra obra maestra: “The Psychomodo”.

Sello: Emi. Precio: 15. Discografía esencial: “The Best Years of Our Lives”, “Face To Face”, “Love´s a Prima Donna”. Influido por: Bowie, Dylan, Ian Hunter. Influye en: Pierce Turner, Cracker, El Zurdo.

 

“The Psychomodo”, un álbum en estado de gracia.

Pocos discos soportan una disección canción a canción como el segundo de Harley.

No hay muchos álbumes de rock que soporten un análisis exhaustivo canción a canción y salgan con matrícula de honor: “Astral Weeks” de Morrison, “Blonde on Blonde” de Dylan y, desde luego, “The Psychomodo” de Steve Harley. Su reciente reedición ayuda a diseccionarlo minuciosamente.

“Sweet Dreams” es una impresionante apertura con una entrada orquestal que crece   hasta desembocar en una tonada pop llena de ritmo y glamour. Sin solución de continuidad aparece uno de los momentos mágicos del disco, la canción que da título al álbum y que tiene una fuerza descomunal, un vértigo pop incandescente, elástico que acompaña a una letra autobiográfica en la que Harley recuerda su defecto físico por culpa de una poliomilitis que le dejó algo contrahecho.

Tras tanta intensidad, solo podía venir “Mr Soft”, un tema cabaretero de estribillo adictivo y desengrasante. “Singular Band” supone una pausa entrecortada y sarcástica. Le sigue “Ritz”, triste y sensual preámbulo a otra de las joyas: “Cavaliers”. Su intensa    emotividad, mezcla de romanticismo, épica, tragedia y lirismo no se había escuchado antes. Y la voz de Harley a punto de quebrarse y de quebrarnos por su sensibilidad.

Quizá debería haber terminado ahí el disco. Pero quiere rizar el rizo y lo continua con una canción que homenajea al reggae, al calypso, al music hall y al tango; memorable esta “Bed In the Corner”. La empalma con “Sling” otro crescendo de violín magnético que desemboca en la exquisita “Tumbling Down”. Cantada con melancolía dylaniana, la alarga, como a otras de las canciones de este disco magistral. Harley es consciente de lo que ha hecho y de que el oyente desea que no se acabe nunca.

 

 

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