El lenguaje del Gobierno está cambiando, aunque puede que sea demasiado tarde para conseguir los objetivos deseados. Tanto en el debate del estado de la nación como en sus propuestas de resolución y en intervenciones de integrantes del Gobierno se nota un giro, al menos verbal, sobre la crisis económica y la manera de salir de ella.

Lo último por ahora es la posición favorable a la puesta en marcha de una tasa sobre las transacciones financieras que la Comisión Europea propone se instrumente para los próximos presupuestos europeos y abre la posibilidad de que también tenga una vertiente nacional. El secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido, en la medida en que represente la opinión del Gobierno ha ido un poco más allá al defender con ardor no sólo la imposición de esta tasa sino al pedir que “se distribuyan con justicia los sacrificios” derivados de la crisis económica.

Ha defendido los ajustes que se están llevando a cabo en los distintos países de la Unión Europea pero ha señalado que “la sequedad de los ingresos públicos” es una cuestión a solucionar porque no se puede fiar todo a los “recortes de los gastos públicos” sino que hay que aumentar los ingresos públicos, con más impuestos” para garantizar una mayor equidad en el reparto de las cargas y una mayor capacidad inversora del sector público para salir reforzados de la crisis.

El momento de ver si de verdad se produce ese giro a la izquierda vendrá de la mano del proyecto de presupuestos para 2012, si finalmente el presidente no decide disolver las cortes en septiembre y convocar por tanto elecciones en noviembre. En este caso no habría proyecto de presupuestos, prorrogándose los actuales al menos algunos meses hasta que el nuevo gobierno elaborara unos nuevos.

Si no hubiera convocatoria anticipada sería en el proyecto de ley donde deberían plasmarse todas estas ideas que parecen aflorar ahora concretándose en una subida de impuestos para las rentas más altas –como propuso inicialmente Zapatero hacer para este año pero que finalmente no se llevó a cabo- y en la creación de alguna tasa para bancos y cajas de ahorros de forma que participaran directamente en el pago de parte de la crisis en cuyo origen tuvieron un papel destacado. Queda poco tiempo para saber si este cambio es real o simplemente retórico.

López Garrido, que ha hecho un balance de los 18 meses de ‘presidencia trío’ de la Unión Europea (España, Bélgica y Hungría), ha señalado que se ha “avanzado mucho en la Unión Económica y mucho menos en la Política Exterior Común, justo lo contrario de lo que cabía esperar al inicio de ese periodo”.

En todo caso el secretario de Estado dijo que la nueva presidencia (Polonia, Dinamarca y Chipre) debe culminar el proceso de gobierno económico y que para ello debería crearse un Tesoro de la UE, que pudiera emitir eurobonos (lo que rebajaría sustancialmente los tipos de interés en la zona) y que ello debería ir acompañado de la creación de un ministro de Economía, a semejanza del ministro de Asuntos Exteriores, y de la creación de un fiscal  europeo que protegiera “los intereses de la Unión”. Un programa muy ambicioso y difícil de que se cumpla, dadas las reticencias de buena parte de los países europeos a seguir cediendo soberanía a la Unión Europea.

López Garrido se mostró partidario de la creación de una agencia europea de calificación de deuda, aunque no explicó qué condiciones debería cumplir e incluso de la creación de un IVA europeo que dote, junto con la tasa a las transacciones financieras, de recursos directos a la Unión de forma que ésta pueda desarrollar planes de inversión comunitarios.

En la presentación de López Garrido intervino el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández ‘Toxo’ quien señaló que “tan malo habría sido el voto en contra del Parlamento griego del plan de ajuste como los efectos de la aplicación de dicho ajuste sobre la población griega”.