Fruto de la colaboración de Factoría Teatro y Producciones Inconstantes, llega a Madrid la versión de Emilio del Valle e Isidro Timón sobre Medida por medida, la obra de Shakespeare centrada en la mordaz crítica a la hipocresía de un inflexible funcionario en el ejercicio del poder, en esta versión muy escorada hacia la comedia gamberra, que continúa en el teatro Bellas Artes de Madrid, hasta el 2 de septiembre.

Medida por medida es una comedia de Shakespeare que se vale de los resortes habituales del género, como son la duplicidad, la personificación del disparate y el argumento ejemplarizante para elevar un canto a la vida, incluyendo todas sus facetas, aun aquellas enfrentadas con la moral imperante.

En esta versión, que actualiza sin complejos el original de Shakespeare hasta el punto de reescribir su último acto, la puesta en escena se articula en torno a un personaje hilo, quien guía al espectador, con sus chanzas y canciones, a través de los vericuetos de una trama centrada en Viena.

En este punto hay que destacar en primer lugar, el estupendo pícaro encarnado por Nacho Vera, que toma la forma de speaker y sirve de puente entre los diversos personajes, así como el preciso y bufo Codo (Elbow) que compone Juan Díaz; sin olvidar en fin la muy sobresaliente composición del duque, a cargo de un extraordinario David Luque, muy acertado en la elección de las acciones de su histrión.

En definitiva, una muy lograda puesta en escena, muy equilibrada en su relación con la escenografía y el resto de elementos, que actualiza el clásico de Shakespeare, y que apenas cuenta con un par de puntos débiles, como son, en mi opinión, la falta de voltaje sexual en las escenas entre Ángelo e Isabel, requeridas de un trazo más fino, que remanse la acción y la obligue a discurrir por lugares más hondos; así como en su final, algo desinflado en cuanto al ritmo.

Nada que impida disfrutar y sumergirse en las ironías del bardo en la recta final del verano.

Recomendable.