Fuera de toda previsión y de las exigencias de Bruselas, a no ser por la necesidad de reducir el déficit público, el Gobierno presidido por Pedro Passos Coelho ha anunciado este jueves un nuevo impuesto, que con los calificativos de «especial» y «extraordinario» gravará los ingresos de los portugueses. El primer ministro luso concretó que dicho impuesto supondrá pagar al erario público el «equivalente» al 50% de la paga extraordinaria de Navidad. Con este nuevo tributo, el Estado espera recaudar 800 millones de euros.

Passos Coelho, que incluyó esta medida en los planes de ajuste fiscal que está elaborando el Gobierno, destacó el carácter «universal» del nuevo impuesto sobre los ingresos de los contribuyentes y «sólo afectará al ejercicio de 2011″. Comparó lo que deberán pagar los ciudadanos con el salario mínimo del país, aunque la cantidad será un poco «superior».

No ha sido casual este anuncio, ya que este miércoles el Instituto de Estadística del país confirmó la desviación del déficit público casi dos puntos por encima del objetivo fijado. En concreto Portugal cuenta en estos momentos con un déficit del 7,7% cuando debería estar en el 5,9%. Por tanto, el nuevo Gobierno debe buscar fórmulas para incrementar los ingresos del Estado para corregir el desequilibrio de las cuentas públicas.

Ni que decir tiene que el programa de ajuste portugués tiene prioridad máxima sobre cualquier otra iniciativa, por lo que cualquier nuevo desequilibrio será atendido de inmediato, ya que como ha asegurado el primer ministro a la población el objetivo es que «Portugal no falle».

Privatizaciones

Al igual que a Grecia se le ha exigido la privatización de gran parte de sus empresas públicas, previamente en el rescate de Portugal la Comisión Europea exigió una medida similar a los lusos.  De esta forma, el primer ministro anunció durante un debate parlamentario que dentro del programa de medidas económicas previstas, el Gobierno pretende adelantar el proceso de privatización de las compañías eléctricas públicas EDP (Energías de Portugal) y REN (Redes Energéticas Nacionales) al tercer trimestre de este año (entre julio y septiembre).

El dirigente luso interpreta que con esta privatización comenzará a «reducirse la intervención» del Estado en la economía, que se completará con el resto de las medidas estructurales y reformas previstas. Pessos Coelho se mostró partidario de «liberalizar» la economía. En estos planes de privatización, lo único que despejó el primer ministro es la intención de que el Gobierno «conserve» una «acción de oro» (golden share) puesto que el Estado debe garantizar los «intereses estratégicos» del país dentro del proceso de privatizaciones.

Lo que todavía queda pendiente de decidir es cúando se sacará al mercado el 8% de la compañía petrolera Galp y el 100% de la aerolínea bandera del país, la TAP.

El nuevo Gobierno luso parece estar dando los pasos adecuados a las exigencias de Bruselas, que como a Grecia, también la ha exigido duras reformas a cambio de los 78.000 millones que se les están prestando para solucionar sus problemas de financiación.