Entre arrumacos y rupturas

07/09/2018

diarioabierto.es.

El escenario político español asiste a nuevos idilios y rupturas. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias quieren encarrilar a la izquierda para seguir gobernando, aunque sus bocanadas vayan a golpe de decreto por eso de que las cuentas de los votos es muy difícil cuadrarlas. Iglesias con su nueva familia y agradecimiento a toda la bancada del Congreso parece haber encontrado el grado de madurez que requiere el hemiciclo fuera de las arengas callejeras. Y Sánchez, por fin en La Moncloa, debe tratar con mimo a su socio mal que le pese, porque ya no le exige vicepresidencias y busca con ahinco lo mejor para los más desfavorecidos. Unas peticiones que suben el gasto y que pretenden atender con subidas de impuestos.

Las encuestas vuelven a dar un vuelco hacia quién puede ser el nuevo inquilino de La Moncloa cuando se celebren las próximas elecciones. Sánchez sabe que tiene los meses contados y que debe estar todo el rato con la calculadora para que le salgan las cuentas, no sólo las públicas, sino las de los votos que le ayuden a agotar la legislatura. Y lo peor, saber manejar todos los chantajes a los que le someterán todos los socios que se ha encontrado en su camino. El PSOE ganaría, pero a escasos escaños del PP, que con Casado parece haber recuperado terreno frente a Ciudadanos, que en estos últimos meses parece haber agotado su tarro de las esencias. Eso sí, Rivera adelanta a Iglesias y su debilitado Podemos.

Con las encuestas en la mano, los dirigentes políticos diseñan sus nuevas estrategias para la recta final. El PSOE muestra seriedad en su forma de gobernar con un equipo de Gobierno que parece dar la talla en conocimiento de los temas pendientes y de los nuevos que pone sobre la palestra (el último el cambio horario). El PP, por su parte, sigue viviendo la marcha de sus anteriores líderes y lideresas. La última en irse, María Dolores de Cospedal, mientras su contrincante a la presidencia del PP, Soraya Saénz de Santamaría aún no tiene claro qué va a hacer. Mientras, Casado arremete contra PSOE -por hacer lo que el PP hizo con su techo de gasto en el Senado- y Ciudadanos.

En Podemos también hay marchas sonadas, como la de Xavier Domènech, que deja a Ada Colau sola ante el peligro de toda la militancia independentistas sea de la formación que sea. Y es que Cataluña sigue siendo el problema sin resolver y se esperan jornadas duras, en una situación en que la política da muestras de inutilidad manifiesta.

Y Ciudadanos debe seguir buscando la forma de estar en lo alto y no perder el fuelle que las encuestas muestran. Su último campanazo es la ruptura del pacto de gobernabilidad en Andalucía, que aboca a esa comunidad a unas elecciones anticipadas. Su inoperancia y frustración en Cataluña, pese a haber ganado las elecciones, debe coger nuevo impulso en otras regiones, y la andaluza parece el lugar propicio porque, de momento, en esa región se creen fuertes, más que el PP. ¿Y si se equivocan? Las urnas le pondrán la nota.

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