El Muro de Madrid y la Vuelta Ciclista

17/09/2018

Teodoro Millán.

Este domingo, un pequeño muro de Berlín recorría la Castellana. Una normativa obsoleta y anticuada condenaba a los vecinos, residentes y turistas a cabalgar al sol de 30º para dejar paso franco, con muchas horas de antelación, a la vuelta ciclista a España. Habían cortado el Paseo de la Castellana sin permitir que se cruzase mas que en lugares separados por larguísimas distancias, a recorrer cada cual como pudiese. En el mismísimo centro de Madrid, que no es una ciudad abandonada ni una mera aglomeración de edificios de oficinas, vacíos en domingo.

La vuelta ciclista a España no merece más que elogios. Pero sus organizadores, en connivencia con el Ayuntamiento de Madrid, han decidido usarla anteponiendo intereses comerciales y mediáticos a los derechos de los habitantes y los turistas de la zona.

¿Qué necesidad hay de que estas gestas del deporte tengan que invadir el corazón de una ciudad de por sí ya abarrotado y con problemas desbordantes de tráfico y de seguridad? Solo se explica este abuso en base a unos principios, que hoy resultan obsoletos. El ciclismo, un deporte de por sí más adecuado que ningún otro a la retrasmisión televisiva, cubierto exhaustivamente por los medios y que la gran mayoría de aficionados sigue por radio o contempla en su televisor, poco o nada gana paseándose por el centro de una capital crispada. En cambio, pierde en seguridad y produce absurdos atascos y múltiples incomodidades.

A las cuatro de la tarde, de vuelta a casa, para atravesar la Castellana tuve que recorrer a pie el trayecto que va desde la Plaza de Colón al puente de Juan Bravo, paseándome junto a una Castellana sin tráfico, desierta y abandonada salvo por unas centenas de personas que aguardaban junto a un mucho mayor contingente de personal de seguridad. Uno de ellos, de amable conversar, me indicó el riesgo que representa prevenir un posible atentado en medio de la ciudad. De hecho, me dijo, el puente de Juan Bravo, sobre el recorrido de los ciclistas, es una antinomia del reglamento de seguridad de eventos públicos. (Casi no me atrevo a mencionarlo, no vaya a ser que el próximo año tengamos que recorrer los residentes otras cuatro manzanas más para llegar a trescientos metros, de Lagasca a Santa Engracia)

Pero por encima del comentario del momento, hay algo más. Existe, desafortunadamente, una imposición autoritaria que constriñe los derechos de los residentes del centro de Madrid. Derechos que, se supone, debieran quedar garantizados por las instituciones democráticas. Generar costes en el espacio público de los ciudadanos a base de manu militari es más propio de otros regímenes y otras épocas. Pero se está poniendo de moda, y las modas son epidémicas por naturaleza. Hay en marcha una necesidad de competir por eventos en el centro de las ciudades, da igual su naturaleza, olvidando que además de los responsables municipales, existen los residentes que sufren estas manifestaciones que destruyen la habitabilidad de los espacios públicos.

No conozco ninguna encuesta entre residentes de mi zona que clame porque el centro se corte al tráfico. Pero intuyo, en cambio, la presión interesada de los organizadores y los sponsors de la vuelta, que con más premura que acierto, consideran que atravesar la arteria nacional producirá rédito y no lo contrario. Cortar el centro de la capital de España debe de ser una muestra del poder y la influencia del evento. Y lo es, para descredito del mismo y de sus organizadores. Yo tengo una lista de esos sponsors; les he puesto bola negra hasta que no desistan de ignorar los costes colaterales y la polución ambiental que desatan con los atascos de tráfico que produce. Atascos artificiales e innecesarios. Ayer pude ver ambulancias que se encontraron con el camino cerrado, inválidos y niños en cochecitos para los que, un policía me informó, no había paso especial habilitado para cruzar la Castellana. Todo un gran absurdo que tendrá, al final, un responsable, o tal vez irresponsable, como titular.

El sentido común dicta que bastaría una simple encuesta por el centro, por las calles afectadas, o un análisis de lo que hoy se conoce como “usabilidad”, para zanjar la cuestión. Y que conste que esto no va de oposición a la vuelta ciclista. Al contrario, va de apoyo. De usar la vuelta a España para enseñar una muestra de civismo ejemplar que muy bien podría usarse para mejorar su valoración. Y para que su imagen no se vea empañada por el agrio recuerdo que deja en quienes padecen las incomodidades.

Todo lo cual me recuerda una idea que brindé a una hija de un amigo metida en publicidad. Le dije que el día que en un avión escuchase que aquel vuelo estaba libre de publicidad gracias a que un sponsor había comprado el espacio para defender al viajero y librarle de la peste negra de nuestro tiempo, ese día, me volvería un fan entregado de esa marca, con el sentimiento de orgullo de pensar que hay inteligencia humana en algún lugar del universo mediático.

Mientras llega ese momento, yo rogaría, o tal vez exigiría, a los responsables del Ayuntamiento de Madrid, que desplazasen la vuelta ciclista a un lugar más cómodo y seguro, posiblemente a las afueras, donde se minimizasen la interferencia en la vida cotidiana de las personas y hubiese un fácil acceso para aquellos que quisieran personarse; tal vez la Casa de Campo. Y que, junto a las empresas anunciantes, comenzasen a actualizar sus formas de pensar e hiciesen como esas empresas y fondos de inversión que priman lo ecológico sobre lo económico. Podrían hacer de este ecologismo urbano una bandera, en lugar de improvisar muros de Berlín junto a mi calle. Un buen ejemplo de lo que configura la tan traída y mal entendida responsabilidad social corporativa y del respeto al medio ambiente que es el espacio urbano público.

¿Te ha parecido interesante?

(+9 puntos, 9 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.