Después del patinazo monumental del dirigente de Ciudadanos, Albert Rivera, reclamando la publicación de la tesis doctoral del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el protagonismo del control del Ejecutivo corrió a cargo del líder del PP, Pablo Casado, quien animado por los cariñosos cachetes en la mejilla que le propició unas horas antes el inefable José María Aznar, instó al jefe del Ejecutivo a convocar elecciones cuanto antes. “A usted la Moncloa le queda grande, convoque elecciones cuanto antes”, dijo Casado a modo de conclusión de su repaso de saltamontes por los fallos y las cimas ministeriales desmochadas. El abulense manifestó su contrariedad porque el Gobierno y las Autonomías se han liberado del dogal de la ley de Estabilidad Presupuestaria. “Usted gobierna a lomos de la mentira y del autoritarismo porque quiere amordazar al Senado”, le espetó a Sánchez, a quien llegó a preguntar si va a “expropiar los coches aparcados”. Su intervención produjo el efecto de una sucesión de petardos que estallan y colmó de entusiasmo a los diputados “populares”, que le dedicaron un largo y casi unánime aplauso. Funció la consigna. Su rival Rivera no estaba para verlo, aunque ya sabrá que no habrá goteos ni fisuras en el Grupo Popular, lo que para el “doctorando” que mantiene las puertas abiertas a los tránsfugas de ayer, hoy y mañana, es una pésima noticia.

El presidente Sánchez respondió a Casado con “el crecimiento económico y la redistribución”. También con la reversión de los recortes en sanidad, educación y precariedad laboral. En definitiva, con unas medidas que benefician a todos, voten lo que voten, dijo. Calificó de “anacrónica” la ley de Estabilidad Presupuestaria y aseguró que la anulación de las facultades concedidas de un modo arbitrario al Senado para velar por su aplicación es perfectamente constitucional. Así lo ha entendido además la mayoría del Congreso, que ha anulado dicha atribución del Senado mediante una enmienda a la ley orgánica sobre la formación de los jueces en materia de violencia de género. El asunto es que el PP ha tratado de mantener el ajuste de cuentas con su mayoría absoluta en la Cámara Alta frente a la flexibilidad del déficit lograda por Sánchez en Bruselas y que permitirá al Ejecutivo disponer de 6.000 millones de euros más en este ejercicio.

Ya en clave presupuestaria, el diptuado de ERC Joan Tardà hizo saber a Sánchez que será dificil que su grupo pueda votar a favor de los Presupuestos para 2019 si no insta al Fiscal General del Estado a retirar el delito de “rebelión” por el que se hallan imputados los dirigentes nacionalistas encarcelados y huídos. Tardà incidió en la neesidad de un referendo para que todos los catalanes puedan decidir sin exclusiones entre “si Cataluña debe ser más autónoma o una República”. El jefe del Gobierno y líder del PSOE se mostró dispuesto a perseverar en el diálogo político abierto con los gobernantes catalanas para superar las tensiones entre los propios catalanes. “Ni más muros ni más brechas: convivencia”, fue su lema después de recordar que en las elecciones generales del 21 de diciembre de 2016 participaron el 80% de los electores catalanes mientras que en el referendo (ilegal) de autodeterminación sólo el 47% fueron a votar. Así quedaron las cosas. También con buenas palabras se saldó la cuestión de la desclasificación de los “secretos de Estado” por la que se interesó el portavoz del PNV, Aitor Esteban. Cosas veredes. Salió Sanchez deprisa para ir a Viena a la cumbre de los socialistas europeos.