Proteccionismo versus Inversión

24/09/2018

José María Triper.

Cierto es que aún no existen cifras concretas acerca del impacto sobre el comercio mundial de los anuncios proteccionistas y de las guerras de aranceles a los que estamos asistiendo en los últimos meses, principalmente entre EE UU y China pero con episodios en la Unión Europea y Canadá, entre otros.  Todavía es pronto y, además, muchos de los anuncios se han quedado, de momento, en amenazas.

Pero lo que sí han empezado a detectar los analistas de los servicios de estudios públicos privados es como estos conatos y primeros escarceos de guerras comerciales han empezado ya a paralizar muchas y significativas decisiones de inversión con el consiguiente efecto negativo sobre la creación de empleo.

Dice el tópico que el dinero es cobarde. Yo diría que, más bien, es prudente. Siente aversión al riesgo y, por eso, antes situaciones de duda o desconcierto, los inversores apuestan por refugiarlo o conservarlo. Y esa prudencia es la que se impone hoy entre los financieros, empresarios o directivos de las multinacionales que se enfrentan, atónitos a un escenario de incertidumbres e inseguridad jurídica, ante los anuncios norteamericanos, las réplicas chinas, el embrollo británico, las indecisiones de la UE, la crisis de los emergentes y la desaceleración de las economías desarrolladas.

Los datos recientemente conocidos de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo) muestran como los flujos de inversión extranjera directa, lo que los economistas definen como el colesterol bueno para el que las recibe, descendieron un 16 por ciento en 2017, por segundo año consecutivo, pasando de 1,8 millones de dólares en 2016 a 1,5 millones en el último ejercicio cerrado.

Tendencia a la baja que se mantiene durante el año en curso para el que las estimaciones de la UNCTAD apuntan a un las tensiones comerciales “podría repercutir negativamente en las inversiones en las cadenas de valor mundiales”. Es probable –añade- “que las reformas fiscales en Estados Unidos afecten considerablemente las pautas de inversión en todo el mundo”.

En España, los datos oficiales del Gobierno correspondientes al primer semestre reflejan un práctico estancamiento en la entrada de inversiones extranjeras –suben el 1,3 por ciento hasta 11.969 millones de euros- pero constatan que el segundo trimestre del año ofreció cifras más negativas con una caída 22 por ciento hasta  4.442 millones de euros.

Son datos que exigen impulsar las medidas que faciliten la salida al exterior de nuestras empresas, para mantener a flote el barco del sector exterior que ha sido el motor de la economía española durante la crisis y la avanzadilla de la recuperación, como el incremento de la colaboración público-privada con especial atención a las pymes que siguen siendo la asignatura pendiente de la internacionalización económica de España.

Impulsar los acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales, coordinar las actuaciones de promoción exterior del Estado y de las comunidades autónomas para evitar duplicidad de acciones y despilfarro de recursos y potenciar la imagen de la Marca España, son otras actuaciones prioritarias, además de impulsar una política comercial justa, positiva y sostenible.

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