Suiza será la más afectada, ya que allí se producirán 2.150 despidos, que tendrán lugar en cuatro fábricas y en la división de servicios empresariales. Los otros 400 despidos tendrán lugar en la ciudad de Grimsby, en la costa este de Reino Unido, donde la compañía cerrará una planta productora de pastillas.

La plantilla total de Novartis asciende a 124.000 trabajadores en todo el mundo. No obstante, tras estos despidos y la escisión prevista de Alcon, su filial de cuidados oftalmológicos, a principios de 2019, la firma estima que contará con menos de 100.000 empleados en 2022, según ha indicado su presidente ejecutivo, Vas Narasimhan, en declaraciones recogidas por Reuters.

La red de 66 fábricas que el grupo tiene en todo el mundo está operando por debajo de su capacidad, ya que han expirado las patentes de varios medicamentos que se producían en masa, como el Diovan, según Narasimhan. Dado que Novartis está evolucionando hacia las terapias genéticas y los fármacos biológicos, el presidente ejecutivo ha insistido en que los despidos eran necesarios para incrementar el margen operativo de la unidad de medicamentos hasta el 35% de la facturación, frente al 31,3% actual. «Nuestra cartera de medicamentos está evolucionando desde productos de masas hacia productos especializados, innovadores y personalizados. No necesitamos la misma capacidad de producción que antes. Esa es la evolución que estamos viendo en nuestra cartera y que se está reflejando en nuestros procesos de fabricación», ha asegurado Narasimhan.

De su lado, el sindicato Employees Switzerland ha alertado de que la decisión de Novartis tendrá efectos secundarios «dañinos» y «masivos» para los trabajadores suizos. «No vamos a dejar que Novartis destruya Basilea, pilar de la industria farmacéutica», ha subrayado el sindicato en un comunicado.