La presentación de los resultados del primer semestre de OHL se ha traducido un debacle en Bolsa que le lleva a dejarse más de un 61% en el año. Han sido unas pérdidas históricas -843 millones de euros- provocadas por un conjunto de factores, y, como consecuencia, esta empresa controlada por la familia Villar Mir se ha visto empujada a señalar que mantiene los objetivos fijados en el plan estratégico hasta 2020 y que fue presentado en mayo. Los fichajes estrella anunciados, aunque profesionalizar más la gestión, no han servido para parar los desplomes.

Es cierto que la mayor parte de las pérdidas (en el mismo periodo el año anterior los números rojos se elevaron a 32 millones) se deben al efecto en sus cuentas por la venta del negocio de concesiones, pero los inversores temen que no puedan cumplirse las metas establecidas en el plan. En el cuaderno de ruta de la empresa se prioriza la focalización del grupo en la actividad de construcción, así como en los países en los que cuenta mayor presencia, entre ellos España, Canadá, EE UU, México y Perú.

Los recientes números rojos se unen a los que presentó en los dos ejercicios anteriores, y, aunque el impacto estaba previsto, algunos analistas se preguntan si la venta de la división era la solución a los problemas de la empresa. En las últimas semanas se ha detectado la reducción de la presencia de varios fondos en su capital, mientras que han despuntado las apuestas bajistas. Sabadell ha bajado el precio objetivo tras conocerse las cuentas.

Además OHL ha reportado una reducción del 9% en las ventas, hasta los 1.445 millones de euros, debido a la caída de la actividad constructora (su principal apuesta), y el Ebitda (beneficio bruto de explotación) alcanzó una cifra negativa por 113,2 millones. Otros datos negativos están relacionados con los problemas surgidos en diversos proyectos internacionales, tema que, desafortunadamente para OHL, no es nuevo.  Y el área internacional es vital para su supervivencia.