En política, como en la mayoría de las cosas, no existen las casualidades. Y mucha casualidad es que, primero el vicepresidente del Gobierno y candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, confirmó con satisfacción que se elevaba la cuantía de los ingresos inembargables hasta los 961 euros. Segundo, el ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez, quien animado por el descenso del paro en junio, ha planteado la posibilidad de «impuestos especiales para las muy altas retribuciones de los directivos de la banca«.

No es la dacción, entregar la vivienda por lo que se debe al banco, pero da un poco de margen a los hipotecados con problemas para poder pagar su letra mensual, y también para que aquellos que cobran elevadas retribuciones contribuyan más al fisco. Rubalcaba ha dejado claro, defendiendo a las familias, que «no se las puede dejar sin un mínimo para vivir», a lo que agregó que «los bancos no pueden hacerlo a coste cero, a costa de la gente». Vale que la gente voluntariamente solicitó su hipoteca por sumas difíciles de asumir si la cosa se torcía, pero Alfredo P. dijo a los bancos que «no pueden decir ahora que la gente firmó hipotecas que sabía que no podía pagar«, porque el único que tiene la responsabilidad de conceder o no una hipoteca es el banco.

Por este motivo, el candidato socialista preguntó en voz alta «y los bancos que las dieron y los directos de las sucursales que cobraron porcentajes por esas hipotecas que sabían que estaban en el límite cuando no que eran imposibles de pagar, ¿ahí no hay ninguna responsabilidad, no tienen nada que decir?», una pregunta para la que sin duda muchos hipotecados tienen respuesta.

Por su parte, el ministro de Trabajo daba este lunes una nueva vuelta de tuerca, con un planteamiento que desde que estalló la crisis en el otoño de 2007 muchos ciudadanos, no solo españoles, se plantean: las retribuciones de los altos directivos de la banca. Para Gómez resulta probable que se creen tipos fiscales «especialmente elevados» para este tipo de retribuciones, en concreto todas aquellas que superan determinados niveles salariales. Y concretó -luego lo tienen ya estudiado- que a partir del nivel que se fije como máximo de salario, se establezca un «gravamen fiscal mayor».

Gómez, evidentemente, reconoce la libertad que tiene el sistema privado para decidir los sueldos máximos de sus empleados, pero también que el Estado tiene que luchar contra las «brechas salariales» a través de la subida impositiva para determinados umbrales de renta. El ministro ya había manifestado el pasado viernes que era un «exceso» la retribución de 10,15 millones de euros anuales que percibirá la cúpula directiva de Bankia (el banco creado por Caja Madrid, Bancaja y cinco pequeñas cajas)

«Este modelo retributivo que se ha ido imponiendo a lo largo de los últimos 20 años, con diferencias salariales que a veces superan las 1.000 veces entre los directivos mejor pagados y los trabajadores que están al final de la escala retributiva es un modelo que no tiene ningún futuro; es imposible pensar en fidelizar a la gente a base de mantener ese tipo de diferencias», ha explicado el titular de Trabajo, para quien estas diferencias son «lacerantes», y más aún cuando el país está inmerso en una crisis y se está pidiendo «sacrificios a la gente».

Gómez ha confirmado que también otros países se están planteando fijar «gravámenes especiales».