Mucho más hiriente que ser pagano de la crisis es que quien así lo ha decidido encima te tome por lerdo. Que ahora los mismos que atropellaron con el ariete del BOE a trabajadores, pensionistas, despedidos y parados, vuelvan sus ojos hacia la culpabilidad de los bancos más que estrategia política es tomadura de pelo ¿No se habían dado cuenta hasta hoy? En este caso incompetentes ¿Lo sabían desde el principio pero prefirieron crujir al débil? En este otro supuesto cobardes. No se sabe que es peor, mas lo que es cierto es que, con estos calores, tanto bochorno ajeno amenaza la salud e insulta la inteligencia.

No hay tabula rasa que valga cuando el candidato Rubalcaba ha sido cómplice de la tropelía aunque ahora quiera subirse al trapecio, ejecutar sin red unas cabriolas cual Pinito del Oro, caer de pie y encima justo a la izquierda según se mira al saliente Zapatero. No dudo de la afamada sagacidad de don Alfredo ni de su no menos loada inteligencia pero, sin llegar a su coeficiente estratosférico, con menos nos basta para darnos cuenta de que nos han dado el escuálido gato y en la campaña lo van a querer disfrazar de estilizada liebre.

Esto de aparentar ser de izquierdas se ha puesto más de moda que los manifiestos de los intelectuales y artistas, los de siempre o muy parecidos, que se secundan para salvarla quien sabe si de ellos mismos. No hay más que ver al nuevo presidente extremeño a quien le faltó después de la investidura cantar La Internacional mientras invitaba a vino de pitarra. En esta espiral de gauchismo sin precedentes, el ministro de Trabajo e Invictus Gómez (¿se acuerdan de él?)  piden un impuesto para las entidades financieras y el mismísimo aspirante a la Moncloa les afea su conducta con las hipotecas.

Reproches que, sin duda por la exquisita educación que se imparte en el colegio del Pilar, don Alfredo no les hizo a la cara a los grandes banqueros cuando el denostado ZP les invitaba a Palacio a compartir unos picatostes y a ver el álbum de fotos de las vacaciones en Vera. Era tal la inquina que sentían por el presidente, no por supuesto Botín y compañía que encantados de la vida, oiga usté, sino sus propios compañeros de Gabinete que justo ahora nos enteramos de que Rubalcaba sabía cómo crear empleo. Qué pena que por esos despistes que tiene uno, que igual te dejas un paraguas en el ministerio que se te olvida decirle la fórmula magistral a Zapatero, al final rozáramos los cinco millones de parados. En eso sí, los primeros de Europa.