Mariano Guindal, entre el exministro de Economía Carlos Solchaga y la ministra Nadia Calviño, y miembros del jurado del I Premio Carlos Humanes.

Ahora resulta que, según confesó  el exministro de Economía Carlos Solchaga en la entrega del I Premio Carlos Humanes de Periodismo Económico, Mariano Guindal no solamente hizo la «pregunta más cara de la historia de España», obligando al recién estrenado Gobierno socialista a intervenir aceleradamente Rumasa, sino que una exclusiva suya reventó un pacto entre los sindicatos, la patronal y el Gobierno allá por los principios de los años 90.

La ministra de Economía, Nadia Calviño, señala que «Mariano Guindal ha vivido en primera línea todos los acontecimientos de las últimas cuatro décadas». Y proclama que «la democracia es más fuerte gracias a la profesionalidad de los periodistas».

Como el dinosaurio de Augusto Monterroso, cuando uno se despierta «Mariano Guindal estaba allí», proclama un admirado Solchaga. Antes Miguel Ángel Aguilar, secretario general de la Asociación de Periodistas Europeos, y Diego Carcedo, presidente, dejaban muy claro que el acto era «un homenaje a dos grandes profesionales del periodismo económico»: el ya fallecido Carlos Humanes y el supuestamente omnipresente Mariano Guindal.

El premiado reconocía estar «bastante emocionado», lo que era más evidente para todos los asistentes al acto en la Bolsa de Madrid, ante un premio «que transciende de lo profesional».

Emociones aparte, Mariano Guindal volvió a dar una lección de periodismo (y que no sea la última): «hay que ser periodista 24 horas al día», «no hay nada que ponga más que una exclusiva», «informar, pero no adoctrinar, dar datos para que el lector se forme sus propias opiniones, no imponer nuestras ideas».

El periodismo, según el maestro Guindal, consiste «en llenar una inmensa página en blanco». «Las tertulias, las columnas de opinión están bien, pero lo importante son las noticias», enfatiza.

«Hay que amar esta profesión», insiste, al tiempo que lanza dos mensajes aparentemente contradictorios: «me han pagado un sueldo simplemente por contar lo que pasaba», «el periodismo no me ha dado fama  ni fortuna, pero sí muchos amigos». Los que estaban con él en este merecido premio.