Mientras Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (C,s) compiten en el divertido deporte de dar leña al mono (y bien mono que es, según algunas adjetivadoras socialistas), Iglesias se dispone a visitar al líder de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), Oriol Junqueras, el próximo viernes en la cárcel de Lledoners, para pedirle en nombre propio y en el del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que hagan el favor de no estropear los Presupuestos Generales del Estado para 2019, que esos sí que han quedado la mar de monos. Iglesias ni se ha molestado en contestar al dúo Casado-Rivera sobre el nuevo título que le han otorgado de “embajador plenipotenciario de Sánchez” ante “el golpista” Junqueras. Así le llaman. El doctor Iglesias (profesor de Universidad, lo mismo que el doctor Sánchez), se limitó a manifestar su desacuerdo con la decisión del juez del Supremo, Pablo Llarena, de mantener en la cárcel a Junqueras y a sus seis compañeros independentistas catalanes y difundió este mensaje por Twitter: “Hay que trabajar duro para desjudicializar el conflicto, defender el diálogo y construir vías democráticas. Creo que eso sólo es posible si la mayoría de la moción de censura se mantiene”.

Los del dúo sacapuntas atronaron a Sánchez con el mismo mensaje. Lógico. El del máster consiguió más aplausos que el doctorando, que afinó en el cante presupuestario por el ataque fiscal de Sánchez a todo bicho viviente. Acusó al presidente de abandonar “la senda del déficit aprobada por el Congreso”, que es del 1,3%, frente al 1,8% aprobado por el Gobierno y elevado a Bruselas. Sánchez le replicó que el proyecto de Presupuesto que llevará a la Cámara en diciembre se atendrá a lo aprobado mientras el PP y C’s sigan bloqueando en la Mesa el nuevo margen propuesto por el Gobierno. Rivera le imputó falsedad manifiesta: “Ha engañado a todos los españoles e intenta engañar a Bruselas. Usted es un fraude”, le dijo. Sánchez encajó el dicterio y le recomendó sosiego y moderación: “Deje de mentir, de insultar y de calumniar y haga oposición; abandone la crispación y vuelva a la moderación”.

Rivera le atizó con cifras y le tildó de sablista: “Mete un sablazo de 670 millones de euros a los conductores de coches diésel que van a llevar a sus hijos al colegio, de 420 millones de euros a los autónomos” a consecuencia de la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros. Sánchez aclaró expresamente que las cotizaciones sociales de los autónomos no se verán afectadas por la subida del SMI y le recordó: “Usted proponía elevarlo a 1.200 euros y ahora le parece mal que lo subamos a 900 euros. ¿Cómo es eso?” Ya se recordará que el PSOE, bajo la dirección gestora del presidente de Asturias, Javier Fernández, arrancó a Rajoy la subida del SMI a 800 euros a cambio de facilitar la aprobación del Presupuesto para 2017. La elevación en cien euros más es uno de los argumentos básicos para recabar ahora el respaldo de los catalanes.

El jefe del Ejecutivo aseguró en sus respuestas al dúo dinámico (lo de “dinámico” obedece al nuncio de Casado de remover España para reivindicar la españolidad, reclamar elecciones y, desde luego, combatir el Presupuesto) que la subidas del impuesto sobre el parimonio en dos puntos afectará a los que tienen más de diez millones de euros, la del IRPF (también dos puntos) a los que ganen más de 130.000 euros netos al año y la referida al impuesto de sociedades se dirige a las grandes corporaciones, que históricamente contribuyen mucho menos por sus beneficios (entre el 6 y el 8%) que las pequeñas y medianas empresas (un 15%). Con ello se trata de aportar más recursos sociales y revertir parte de los recortes infligidos a la clase media y trabajadora durante los ocho años de la crisis financiera y económica, afirmó Sánchez antes de citar concretamente las mejoras de la financiación de la educación, la investigación, las pensiones y la dependencia. Luego, como si se tratara de desmentir la supuesta “desobediencia” del Gobierno al Banco Central Europeo, la ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, hizo saber a la Cámara que “Bankia se privatizará en el momento más oportuno para los intereses de los españoles”, sin que ello quiera decir que vayan a recuperar el coste del saneamiento de esa y de las demás entidades hundidas por la burbuja especulativa del ladrillo y la gestión deplorable de los Rato, Serra, Olivas y demás familia.