«Llevo 38 años pasándolo en grande y, sobre todo, soy feliz, muy feliz». Esto lo escribe Paloma Blanc, madre de ocho hijos. Su blog, «Siete pares de katiuskas» (no había nacido la octava, Morti, cuando se bautizó la página), tiene más de 60.000 seguidores en Instagram, atraídos por su forma de vivir la maternidad y la familia de una forma inspiradora y cargada de energía positiva.

Pero eso no fue siempre así. «Durante mucho tiempo fui un desastre: una madre que se enfadaba, gritaba y no disfrutaba de sus hijos. Un día me pregunté a mí misma: ¿cómo quieres que te recuerdes tus hijos? Y todo cambió. Aprendí a organizarme y a disfrutar de mi familia y de mi maternidad».

Todo esto, y mucho más, lo cuenta Paloma Blanc en «Siete pares de katiuskas. La maravillosa aventura de ser madre. Cómo gestionar las emociones y los calcetines de tus hijos» (Plaza & Janés, 363 páginas). Las katiuskas son las botas de agua en Asturias, y todos tienen un par en la puerta.

De todo el repertorio de anécdotas, aciertos, errores, novatadas, reflexiones, consejos, que aparecen en esta divertida obra hay varias ideas que hacen pensar. Y mucho.

Una: «Cuando tienes un hijo, nace una nueva forma de amar, que nunca en la vida habías llegado a imaginar, pero con ella nace también una nueva forma de sufrir, en la que puedes sentir hasta dolor en el corazón».

Dos: «Cuando te conviertes en madre, en el momento que nace tu hijo empiezas a vivir dos vidas; la tuya y la suya. Te vinculas de tal manera que vives por dos, o tres o cuatro, o los hijos que tengas. Es tan fuerte y tan real que es difícil describirlo con palabras».

Y tres: «Cuando tuve a Morti, la octava, y la cogí en brazos por primera vez, me di cuenta una vez más. Es increíble cómo puedes volver a enamorarte como la primera vez, es increíble cómo puedes enamorarte del milagro de la vida».